Opinión

Editorial: Unicaja crece por Castilla y León



    El preacuerdo para la integración de Unicaja y Duero-España tiene la virtud de avanzar en la concentración del sector restando un quebradero de cabeza a Salgado y Fernández Ordóñez... a priori.

    Pues sólo el tiempo dirá si la malagueña cargará más agujero del previsto en la fusionada castellana. La experiencia dice que afloran debilidades mayores de lo estimado, como sucedió a BBK en su digestión de CajaSur.

    Y esto ocurre porque el Banco de España hace excesivo hincapié en que se mire a los árboles -ratios de solvencia- para ocultar el bosque -balances pendientes de sanear-. El supervisor usa paños calientes con las cajas para enmascarar sus sombras y las connivencias que las han fomentado. Para las entidades, la unión castellano-andaluza es ventajosa.

    Prospera el cuarto intento de Medel por no quedarse soltero en el baile de las fusiones, algo que hubiera sido decepcionante para, precisamente, la caja más solvente del país, con un 13 por ciento de capital básico. Justo cuando el sector se reordena en mayores agrupaciones bajo la forma de bancos, Unicaja no podía perder tamaño relativo. Duero-España, sólo algo mayor que la andaluza, es muy asumible para Medel. Y la castellana, que precisaba más de 460 millones para dar la talla en solvencia, puede respirar.

    La unión rebasará el 10 por ciento de ratio, es muy complementaria y no tendrá que malvenderse en bolsa, ni precisaría ahora ayuda del Frob, lo que supone una operación neutra para el contribuyente.

    Todo ventajas, salvo que, de paso, premia con un alivio al Banco de España, un gran culpable de los problemas de las cajas que ahora no puede resolver.