Opinión

Javier Nart: Lógica ilógica



    No sólo la Justicia, sino también el más básico sentido común determinan que cuando existen deudas cruzadas entre dos personas lo evidente es restar a lo que se acredita y pagar el resultado.

    Como tampoco tiene el más mínimo sentido que quien espera el pago de una cantidad para dársela a un tercero tenga que asumir ante él dicho crédito, aunque no haya cobrado del obligado.

    Eso que entiende hasta el más lerdo no pertenece al horizonte intelectual de nuestra Hacienda pública, de comportamiento más propio de macarra navajero que de un Estado de derecho (que no de normas legales).

    España es subcampeona de Europa en el retraso de las Administraciones en pagar sus facturas: 98 días. Nos gana el campeón del fraude comunitario, Grecia, con 120 días. Plazo medio, ya que muchas empresas tardan en cobrar hasta más de un año, llegando incluso a quebrar.

    Si cualquiera de estas pequeñas compañías pretendiera compensar su crédito ante la Administración con los impuestos por abonar, la carcajada del delegado de Hacienda se oiría en el desierto de Gobi. Y concluida la carcajada, iniciaría la implacable vía de ejecución contra el súbdito tributario.

    De la misma manera, el IVA actúa a modo de apisonadora de forma que en la relación bilateral contratista-contratado quien trabaja asume un unitario riesgo doble: no cobrar su factura, pero tener que pagar el IVA en favor y nombre del tercero. Lo que se repite en el caso de las retenciones (arrendamientos por ejemplo), donde el arrendador sufre la retención de su renta en la esperanza de que el arrendatario la abone a final de ejercicio.

    Porque si así no fuera, y aunque por imperativo legal deba aceptar dicha retención, también asume el imponderable riesgo de tener que abonarla porque quien la retuvo la mantuvo.

    En la mili, cuando se pretendía una reclamación imposible te hacían ir al maestro armero. Aquí se puede acudir a la jurisdicción contenciosa que, visto lo visto, da exactamente el mismo resultado.

    Javier Nart. Abogado.