Editorial: Mercados ante el delta del Nilo
Los sucesos recientes, en Túnez y ahora en Egipto, han tensionado los mercados y la visión que dedican a Oriente Medio. Y no lo han hecho, desde luego, en el mejor momento.
Los CDS o escudos frente al impago se han disparado un 33 por ciento y las bolsas locales retroceden, mientras el petróleo repunta por encima de los 100 dólares. Los derroteros que tome la protesta ciudadana contra el régimen de Mubarak marcarán el alcance de estos movimientos.
También una eventual propagación a otros países: Arabia Saudí, principal productor de petróleo, congrega la preocupación de los analistas. La inestabilidad egipcia genera un delta de riesgos: tiene implicaciones geopolíticas y económicas.
De momento, los mercados no hacen sino reflejar la incertidumbre reinante: están a la expectativa de que la situación se decante. De ahí la iliquidez que aquejará a la zona en este lapso y la espantada de inversiones.
Pero los expertos estiman que si se produce pronto una transición ordenada en Egipto, estos movimientos desaparecerán, algo factible dada la responsable actitud del Ejército y su respaldo a la población. Gran parte del problema es de corte político.
En la hipótesis de que, a Nilo revuelto, la rama islamista de los opositores accediera al poder y se percibiera amenaza sobre Israel, la situación enseñaría su peor cara. Egipto controla el Canal de Suez, por el que pasan cientos de miles de barriles de petróleo al día. No olvidemos que todas las crisis globales han tenido un germen en Oriente Medio y el repunte del crudo.
A la convulsa coyuntura económica que venimos arrastrando sólo le faltaba encima ese ingrediente. Así pues, hay riesgo.