Joaquín Leguina: Los europeos en la encruciajada
La crisis financiera por la que atraviesan los países de Europa -que algunos despiadados motejaron de PIGS: Portugal, Irlanda, Grecia y Spain- no alcanza la gravedad de la de Argentina (1999-2002), pero es probable que la salida vaya a ser más difícil que lo fue allí.
¿Por qué? Porque en la zona euro no se puede devaluar la moneda. Argentina devaluó el peso y sólo pagó un 25 por ciento de lo que debía (medida la deuda en dólares, claro está), y entre 2003 y 2009 su PIB creció en torno al 9 por ciento anual.
Como ha escrito Barry Eichengreen, de la Universidad de Berkeley, "cualquier país de la eurozona que insinuara siquiera que iba a abandonar el euro desencadenaría una devastadora y masiva retirada de los depósitos de sus bancos". Eichengreen añadía: "Por eso el euro será irreversible".
Desechada, por tanto, una posible quita unilateral y, con ella, una salida de tipo argentino, ¿qué se puede hacer? Según el premio Nobel Paul Krugman, quedarían dos salidas o una combinación de ambas:
a) Resistir, es decir, intentar convencer a base de reformas (esto es, a base de demoliciones parciales o totales de las piezas que componen el Estado de Bienestar) a los esquivos mercados de que los acreedores van a cobrar de sus deudores (deudores que no sólo son los Estados, sino también los bancos y empresas privadas);
b) Ligar la salida de la crisis a un reforzamiento financiero conjunto y solidario de la UE con Alemania a la cabeza, pero cuando el último diciembre Jean Claude Juncker (primer ministro de Luxemburgo) y Giulio Tremonti (ministro de Finanzas italiano) propusieron la creación de eurobonos, los alemanes pusieron el grito en el cielo.
"Europa no puede convertirse en una Unión de Transferencias", manifestaron y lo dijeron casi el mismo día en que el Gobierno español sacaba pecho ("Somos el país de Europa con más kilómetros de Alta Velocidad"), mientras se inauguraba la estación del AVE en Cuenca, sabiendo que ninguna ciudad alemana de ese tamaño lo puede tener. Bien se ve que España y yo somos así, señora.
Joaquín Leguina. Estadístico.