Europa, deuda, euro: hoy en Irlanda, mañana en España
IL SOLE 24 ORE (ITALIA)
Ya nadie se hace la ilusión de que el salvamento de Irlanda pueda evitar realmente que el contagio se extienda a Portugal y a España. ¿Qué hacer para evitarlo? Nadie sabe dar respuestas convincentes.
La incertidumbre paraliza los mercados y acelera la extensión de la crisis. Cada país tiene sus dificultades, que en parte difieren de las del vecino.
Sin embargo, en la base de esta segunda crisis del euro hay dos problemas comunes.
El primero y fundamental es la separación entre política fiscal y monetaria. Ningún país de la eurozona puede contar con la política monetaria para hacer frente a situaciones de emergencia. Es inevitable que las crisis de confianza en la deuda soberana sean más probables y puedan implicar también a países cuya relación deuda/PIB no es muy elevada, como ocurre con los casos de España y Portugal. Creíamos poder ignorar este problema, sin embargo no es así.
La segunda traba, común a varios países europeos, es la concomitancia de crisis de la deuda pública y bancaria. España está próxima a ser contagiada.
Las emisiones de deuda pública en el próximo año se calculan en torno a los 90.000 millones, pero a esa cifra se añade otra análoga de obligaciones bancarias en vencimiento.
Hasta ahora, las pérdidas de los bancos españoles han sido limitadas gracias a una supervisión bancaria mucho más severa que la que se llevaba a cabo en Irlanda, pero muchos sospechan que en los balances de las cajas de ahorros españolas se ocultan todavía muchos problemas. Además, los bancos españoles están muy expuestos a Portugal.
En suma, es posible que dentro de poco el Gobierno español tenga que afrontar el problema de cómo mantener en pie el sistema bancario sin hundir las cuentas públicas.