Editorial: El Banco de España se equivoca
Superados por el momento los problemas de solvencia, a partir de ahora el reto para el sector financiero consiste en captar liquidez con la que seguir operando.
Porque, con unos mercados cerrados para muchas entidades pequeñas, la única forma de lograr recursos se reduce entonces a lanzar campañas muy agresivas de captación de clientes, sin importar si se están perdiendo los márgenes.
En la actualidad, pese a haber recibido ayudas públicas, algunas cajas han ofertado rentabilidades por depósitos que incluso generan pérdidas, lo que desvirtúa por completo la competencia. ¿Y cuál ha sido la reacción del supervisor ante esto? En un informe, el Banco de España ha pedido a estas entidades que supriman tales políticas. Hace mal.
En lugar delimitarse a realizar una recomendación, la institución que gobierna Fernández Ordóñez debería detener esta práctica, tal y como obliga la legislación del Frob. Sin embargo, ¿qué hace la autoridad? Se atreve a decirles a todos, incluyendo a los bancos que no han ingresado ayudas, que acaben con esta guerra del pasivo. Pero en el caso de la banca que no ha precisado dinero público, el Banco de España nunca puede dictar la política comercial.
El árbitro de este partido favorece de manera flagrante a unas ?las que encima lo han hecho mal? frente a otras. Y lo hace para evitar que algunas entidades rescatadas caigan fulminadas al no poder afrontar el pago de sus vencimientos. Semejante actitud lastra a todo el sector y permite que unas instituciones en mal estado lleven a cabo ofertas que perpetúan su modelo insostenible de negocio, sobre todo cuando más tarde tendrán que devolver las ayudas. Craso error.