Editorial: EEUU, ¿a un paso de la trampa?
La economía de EEUU camina con paso vacilante. Su crecimiento fue ayer revisado a la baja desde un 2,4 por ciento interanual a un 1,6. Y eso que los analistas esperaban un 1,4. Un consumo débil, un déficit comercial en aumento y el fin de la reposición de inventarios pintan un serio interrogante sobre su recuperación.
Enseguida, el presidente de la Fed tuvo que afirmar que haría todo lo que esté en su mano para el rescate. Sin embargo, su inyección brutal de dinero puede estar acercando al país hacia una trampa de la que no puedan salir: la trampa de la liquidez. Incluso con tanto dinero puesto en circulación, los agentes privados pueden no verse en la disposición de usarlo. Los ahorradores pierden dinero en depósitos, bonos y bolsa; así que gastan menos.
Hay una expectativa de que los precios sigan bajando, lo que pospone cualquier compra y, al final, por más dinero que se imprima, lo único al alza sera la burbuja de deuda pública de EEUU. La economía precisa que ese dinero se utilice.
Los agentes privados deben comprar e invertir. Pero el problema es que no se genera empleo: las heridas creadas son grandes, pues resulta muy difícil recomponer el tejido industrial desaparecido; los parados de la construcción carecen del conocimiento para saltar a otros sectores; y el valor de las casas ha caído por debajo de lo que los americanos pagan, lo que hace que no puedan vender la vivienda para cambiar de trabajo. Bernanke no puede hacerlo todo.
El Gobierno debe aplicar reformas que atajen estas cuestiones y contener el gasto. Eso dará confianza a las empresas para que inviertan la caja que han acumulado durante la crisis. Ellas deben recoger el testigo.