Opinión

Julio Anguita: La diagnosis de los sabios (VII)



    Según el Grupo de Reflexión la Unión Europea debe afrontar la creciente necesidad energética y el descenso de los suministros. Y a esto debe añadírsele un problema de carácter mundial, el cambio climático. La alternativa que se plantea consiste en abordar una nueva revolución industrial que no puede ser confiada -por su envergadura- al mercado. El plazo que se tiene es de 40 años.

    La nueva revolución industrial debe desarrollar cuatro ejes:

    Revolucionar la eficiencia energética desde los electrodomésticos hasta el automóvil.

    Buscar una energía más sostenible desarrollando junto con la inversión I+D, nuevas tecnologías, instalando más centrales de energía solar y eólica. Europa, sin embargo, no puede permitirse renunciar a la energía nuclear.

    Reducir la dependencia energética exterior de la UE. Y ello debe realizarse incrementando la producción propia de gas, la utilización de esquistos bituminosos y dar facilidades a nuevas licencias en zonas como las fronterizas con el Ártico.

    4º A lo anterior debe añadirse unas "relaciones fiables y duraderas con suministradores principales, Rusia en particular". Y además "una estrategia común y una política exterior contundente" que permita el desarrollo de gaseoductos alternativos.

    La lucha contra el cambio climático es a nivel mundial. La amarga decepción de Copenhague ha demostrado que la Unión Europea carece de fuerza y peso en este tema. En un hipotético y futuro acuerdo deben garantizarse los "objetivos del modelo europeo".

    Para el futuro deben desarrollarse dos líneas de actuación:

    1ª Una economía basada en un bajo nivel de emisiones de carbono: recursos hídricos, biomasa, captura y almacenamiento de carbono, etc.

    2ª Cambios en el sector agrícola, responsable de un 14% de las emisiones mundiales que impliquen reforestaciones y prácticas agrícolas que permitan a los suelos captar más CO2.

    Julio Anguita, ex coordinador de IU.