Opinión

Editorial: Zapatero se vuelve rural



    Justo cuando empezábamos a olvidarnos de ellos, ¿se ha tomado el Gobierno literalmente lo de buscar los ansiados brotes verdes? Como parte de sus tantas veces anunciada economía sostenible, el Ejecutivo ha aprobado un plan de desarrollo del medio rural de 1.800 millones. Los fondos se destinarán a, entre otros capítulos, una red de bibliotecas, igualdad de la mujer o caminos rurales. Esta partida se une a otras como las de ayuda al desarrollo o las que financian embajadas que, en la actual coyuntura, deberían ser objeto de un debate serio y, sobre todo, de un escrutinio mucho mayor.

    Al tiempo que estamos escatimando recursos para la inversión en infraestructuras, dedicaremos dinero a vías perdidas con poco tránsito. Cuando se ha elevado el IVA y se plantea una subida selectiva de impuestos, habría que cuestionar la pertinencia de este programa y evaluar surentabilidad. Existe un largo historial de políticas fallidas para reactivar la economía rural que nunca han logrado atraer de vuelta a la población hacia este medio.

    La razón es evidente: suelen ser actividades menos productivas que, por tanto, generan menos empleo. De ahí la lógica en las corrientes demográficas hacia las urbes. El fomento de la actividad rural tiene sentido con el fin de que estas zonas no queden despobladas. Nunca como un motor ecónomico.

    Sin embargo, la cuestión es si éste resulta el momento adecuado para emplear una cantidad tan importante en estos fines, cuando bien podrían utilizarse los fondos para otras inversiones que generarían más trabajo. ¿Cuáles son las prioridades de Zapatero?