Andy Xie: La inflación es la amenaza
Los profetas de la deflación van a tener un despertar brusco. El incendio oriental arruinará el hielo occidental, y parece que 2012 va a ser el año del desplome. La demanda y la oferta están deslocalizadas. De modo que cuando un Gobierno introduce un estímulo, el aumento inicial de la demanda no necesariamente incrementa la oferta local. Más importante aún, si las multinacionales decidieran invertir en otra parte, no habría un incremento de empleos para sostener el crecimiento de la demanda más allá del estímulo. Así como el agua fluye hacia abajo, el estímulo afecta más a las economías de bajo coste, no importa dónde se inicie.
Mientras Occidente derrama dinero en la economía global a través de grandes déficit fiscales o bancos centrales que expanden sus balances, las economías emergentes están ahogadas en un exceso de liquidez. Todo se está poniendo al rojo vivo.
Idealmente, antes de que la inflación se instale en Estados Unidos y Europa, los costes en las economías emergentes subirán lo suficiente para que las multinacionales inviertan y contraten nuevamente en Occidente.
Yo no contaría con eso. El salario medio en las economías desarrolladas es 10 veces el de los mercados emergentes. Hay cinco personas en estos últimos por cada una en las primeras. Una hipótesis más probable es que Occidente deba suspender los programas de estímulo cuando la inflación se propague allí desde las economías emergentes.
El canal más inmediato es aumentar los precios de las materias primas. Beneficiar a las economías emergentes que producen materias primas es un impuesto para Occidente. La ironía es ésa: el estímulo en Occidente puede causarle un perjuicio inmediato.
La mano de obra en Occidente exigirá aumentos de salarios para compensar la inflación actual y futura. Se podría argumentar que los índices de desempleo elevados mantendrán los salarios a raya. Pensemos bien. En la década de 1970, Estados Unidos experimentó un gran aumento de salarios y precios con un desempleo alto porque los trabajadores vieron la intención de la Fed de "primero el crecimiento y al diablo con la inflación".
En 2012, a la Fed se le acabarán las excusas para no subir los tipos de interés. Como para entonces el exceso de liquidez en la economía global será gigantesco, el ajuste probablemente cause una crisis global cuando estallen las burbujas de activos. El mal que aqueja realmente a Occidente es la caída de la competitividad. La globalización está enfrentando a los Wang en China o los Gandhi en India con los Smith en Estados Unidos y los González en España.
Multinacionales como General Electric o Siemens deciden a quién contratar. Los Wang y los Gandhi ofrecen productividad pero tienen poco dinero. Entonces están dispuestos a aceptar salarios bajos para acumular riqueza. Los Smith y los González tienen riqueza y no aceptan salarios del Tercer Mundo.
Cuando sus Gobiernos les dan dinero para gastar, su demanda simplemente hace más ricos a Wang y Gandhi y los empobrece a ellos con una deuda nacional más alta. Occidente debe esperar a que los Wang y los Gandhi sean lo bastante ricos para exigir los salarios occidentales y gastar como los Smith y los González. Es un proceso largo y penoso para Occidente. Y no hay manera de eludirlo.
Andy Xie, ex economista jefe de Morgan Stanley en Asia.