Opinión

Editorial: El IPC se acelera, consumo aparte



    El IPC subió un 1,9 por ciento interanual en julio. Se ha acelerado cuatro décimas respecto al registro interanual de junio y roza la previsión oficial del 2 por ciento para cierre de ejercicio. Lejos de ser un buen síntoma, revelador de un tirón del consumo, que sería lo deseable, esta subida de los precios es la respuesta al aumento del IVA recién entrado en vigor.

    De hecho, los expertos apuntan que, de obedecer a una reactivación de las compras del consumidor, su impacto en la tasa sería mayor, lo que demuestra que no se debe a ese factor. En los meses precedentes se ha producido un adelanto de transacciones previo al alza fiscal, que las sustrae del futuro, y el propio Banco de España en su último informe avisaba que el repunte transitorio del segundo trimestre se difuminaría en el tercero. No se trata, pues, de esa subida de la inflación que, en las crisis, tiene la buena lectura de anticipar un incipiente dinamismo. Y no olvidemos que se trata de un típico mes de rebajas y descuentos, que han mermado un 0,4 por ciento los precios respecto a junio y amortiguado el impacto del alza tributaria.

    Así, el dato augura un aumento de la inflación en los próximos meses, ajeno a la marcha del consumo, cuando termine la campaña veraniega, y el efecto previsor de los adelantos de compras se desvanezca. La tasa subyacente, que excluye del cómputo los productos más volátiles, lo viene anunciando, con una sostenida tendencia alcista mes tras mes. Es la cuadratura del círculo, un supuesto buen síntoma sin un buen germen y que, para colmo, empobrece nuestros bolsillos ,castigados por la débil coyuntura.