Editorial: Cuidado con el dato de PIB
La economía española creció por segundo trimestre consecutivo. Según el Banco de España, el PIB subió un exiguo 0,2 por ciento intertrimestral, aunque en términos interanuales marcó un descenso de la misma magnitud. Este tímido avance se debe al arrastre del consumo basado en la inminencia de la subida del IVA o de la retirada de programas como el 2000E para adquisición de automóviles.
Queda probado por el hecho de que el consumo de bienes no duraderos ha caído, en medio del supuesto tirón. Así pues, gran parte del dato puede atribuirse al adelanto de decisiones de compra, que amortiguó la caída de la demanda interna hasta el -0,8 por ciento. No hay que lanzar las campanas al vuelo, pues los adelantos de compras no son sino consumo sustraído al futuro. No extraña, pues, que las previsiones de la UE apunten a una caída en el siguiente dato de PIB. Ante esto, indica el supervisor, las únicas palancas pueden ser la confianza y la reforma laboral, pero sobre ésta ya hay demasiadas objeciones.
Y no se puede olvidar que la inversión aún cae, atenazada por la sequía de financiación; que aún están por ver los efectos del recorte en infraestructuras; y que el Banco de España no las tiene todas consigo, pues insta al Gobierno a estar preparado para acometer nuevos recortes en caso de que peligren los objetivos presupuestarios. La segunda parte del año dará la medida de cuánto de este buen dato es producto de una mera reubicación temporal de las decisiones de los agentes. Cosas que pasan cuando un Gobierno, ajeno a la grave coyuntura, desoye consejos y no aborda reformas estructurales que sienten las bases del crecimiento.