Opinión
Editorial: Grecia marcha camino de la quita
La filosofía helena ya no es espartana. Un país que depende del Estado en la mayor parte de sus actividades y que ha sumergido en la caja B una buena cuota de su generación de riqueza difícilmente puede, de repente, recortar el gasto público, recuperar la ortodoxia y convertirse en un ejemplar clásico de economía competitiva.
El problema era que Atenas nunca debió entrar en el euro, pero se premiaba a un aliado frente a Turquía y, ahora, los dirigentes griegos han gestionado bien su crisis para convencer a Europa de que la economía helena es también su problema. En estos momentos en los que se cierran tantos negocios en Grecia, las manifestaciones podrían representar la puntilla para el desencanto, conduciendo a una parálisis que sólo se resolvería con una quita negociada de la deuda.