Opinión

Editorial: La escalada de la deuda española



    El Tesoro español debe refinanciar cerca de 24.000 millones en julio, en las que serán sin duda dos de las más duras etapas en el tour de la deuda española. España acaba de recibir su segunda rebaja en la calificación crediticia, esta última por parte de Fitch, y tanto el seguro contra el impago (CDS) como el diferencial con el bono alemán se le están disparando, lo que encarece y agrava los problemas de la financiación española.

    Algo que revela la desconfianza que genera todo lo que huela a España, precisamente cuando prevé emitir otros 140.000 millones en 2010. Como en el caso griego, lo que aquí ocurra no se queda dentro de nuestras fronteras. La banca de inversión gala está muy expuesta a la deuda española en un momento en que cualquier problema de un país europeo es, más que nunca, un problema de Europa. Se entiende que Sarkozy presionara a Zapatero para abordar el ajuste.

    Lo que realmente revela esta tesitura es la falta de credibilidad del Ejecutivo español, que ha presentado un ajuste duro pero insuficiente para apuntalar la recuperación mientras siga huérfano de reformas.

    La fragilidad de un Gobierno que saca adelante por un voto el mayor recorte de la democracia, gracias al mismo partido que le ha negado los apoyos para los presupuestos de 2010 sólo puede atajarse con medidas que devuelvan la confianza hasta el punto de enviar al exterior señales de fiabilidad.

    El Ejecutivo de Zapatero debe lanzar el mensaje inequívoco de que va a adoptar las reformas oportunas o será castigado por los mercados. El ajuste fiscal fue un paso, ahora viene el de tomar verdaderas medidas. El problema es que eso es difícil para un Gobierno débil.