Opinión

Miguel Ángel Bernal Alonso: ¿Qué está ocurriendo?



    En estos momentos, la desorientación del ciudadano debe ser absoluta. Sabemos que los inversores son asustadizos, pero: ¿es posible esta caída de los mercados?

    Definitivamente, el mercado financiero parece dar una respuesta: SÍ (en mayúsculas). Quizá la constatación a la anterior pregunta sea: ¿ha leído los periódicos? Si usted durante mayo se levanta, se encontrará con una batería de noticias que le deprimirá: una no-Unión Europea, déficits públicos insostenibles, fuerte encarecimiento de la financiación pública, mercados crediticios bajo tensión, sistema financiero con graves problemas (más agudos en el caso español con una reorganización que agota sus últimos segundos), recortes salariales además de perspectivas de más rebajas en los sueldos, necesidades de reforma de las pensiones, incapacidad de los agentes sociales para responder a los retos a los que nos enfrenta, crecimiento del consumo pírrico, el BCE contradiciendo su acta fundacional y comprando deuda pública de los países que la integran. Así podríamos continuar.

    ¿Qué ocurre? Desconfianza, hartazgo, insostenibilidad, falta de liderazgo? posiblemente una mezcla de todo ello que resumiríamos en la quiebra de un modelo social y económico vigente hasta el momento.

    El ciudadano, el mayor perjudicado

    Un modelo social basado en la facilidad, la comodidad, pero que, definitivamente, se ha vuelto insostenible. La apelación al crédito ilimitado primero por las familias y, posteriormente, por los Estados ha finalizado. Nos despertamos de un sueño idílico basado en el apalancamiento y que no da más de sí, el sueño convertido en una pesadilla. Estábamos en una boda que se ha transformado en un divorcio. ¿Quién paga, no las copas sino todo el convite y el coste de separación? Pero sobre todo... ¿cómo?

    Ante la falta de propuestas novedosas y liderazgo de nuestros agentes sociales, falta de sacrificios sociales, la respuesta es: el ciudadano. ¿Cómo? Con su esfuerzo: con caída de rentas (véanse declaraciones de Paul Krugman), mayor carga fiscal (léase impuestazo en ciernes), reflotando con dinero público las insensateces de algunos irresponsables de entidades crediticias, retroceso en las conquistas de previsión social. En definitiva, estamos ante una década perdida la cual tan sólo iniciamos. Hasta ahora partíamos de un ideal: nuestras generaciones futuras vivirán mejor que la presente.

    ¿Les parece poco? Si no es así, les recomiendo una lectura y su película enardecidamente: Las uvas de la ira, de John Steinback. Director del film: John Ford. Puede no estar de acuerdo, pero disfrutará de ambos. Seguro.

    Miguel Ángel Bernal Alonso, profesor del IEB.