Opinión

Editorial: UGT aún puede frenar las reformas



    Las divisiones en el seno de UGT comienzan a aflorar. Su secretario general, Cándido Méndez, cuenta con la fuerza suficiente en el sindicato como para lograr que impere la cordura y no se vaya a una huelga general que desestabilice el país.

    Sin embargo, estos tira y afloja podrían poner presión sobre el líder sindical, que tendría que exhibir posiciones más inflexibles de cara a la reforma laboral que ahora se negocia.

    No importa la sintonía que tenga con Zapatero, los barones de Méndez podrían exigirle que, a cambio de rebajar su respuesta en la calle, se firme un acuerdo sobre el mercado de trabajo más diluido. La suerte es que el secretario general de UGT dispone de tres largos años para someter su liderazgo a votación. La reforma laboral debe presentarse libre de tantos peajes.