Editorial: ¿Políticos al margen de la realidad?
El presidente Zapatero ha convocado al líder de la oposición, Mariano Rajoy, a una reunión en Moncloa. Mañana, hablarán del sector financiero y de la ayuda a Grecia. El presidente sabe que, de aquí al verano, varias cajas pueden experimentar problemas hasta el punto de que el Banco de España se vea obligado a intervenirlas. Así que Zapatero pretende llegar a un acuerdo con la oposición en este tradicional coto de poder partisano. O sea, que los políticos vuelven a ocuparse sólo de lo suyo.
Los dos líderes se reúnen en medio de la actual coyuntura y no discutirán cómo solventamos la existencia de cuatro millones de parados ni qué hacer con la reforma laboral; nada sobre cómo podemos reducir el gigantismo de unas administraciones cuyos gastos son insostenibles; y qué decir respecto a las múltiples advertencias que recaen sobre España desde frentes tan distintos como Bruselas, el FMI o las agencias de rating.
¿Alguien sabe en qué mundo viven? Parece que los estatutos, los garzones o la lingüística son las cuestiones que más inquietan a nuestra clase dirigente. La divergencia entre los intereses de éstos y los de la ciudadanía resulta ahora manifiesta. No es raro que el desencanto se extienda.
Cualquier grupo de expertos sin sesgo partidista estaría de acuerdo, al menos, en un puñado de reformas imprescindibles que ahora no se adoptan. Sin embargo, Zapatero sigue empeñado en evitar medidas impopulares. Y Rajoy no quiere hundirse con el barco para poder pescar al final de este río revuelto. La lógica electoralista se eleva por encima del interés general. Lo más preocupante es que los ciudadanos pierdan la esperanza de que se vaya a hacer algo.