Opinión

Editorial: Viene una restricción del crédito... y Zapatero sigue en las nubes



    ¿Cuánto tiempo puede aguantar alguien en las nubes? Si había alguna esperanza, por exigua que fuese, de que este año iba a comenzar la reactivación del crédito, las ilusiones se han esfumado. La rebaja del rating al Reino de España que anunció ayer Standard & Poor's confirma los peores temores de nuestra banca. La calificación del país va a entrar en una espiral descendente y, por tanto, la financiación de toda la economía se va a encarecer sustancialmente. La decisión de S&P ha sido tan sólo un capítulo más. En una serie de ataques por venir, las primas al crédito van a elevarse y, con gran velocidad, el capital puede huir hacia destinos más seguros abandonando a la economía española. La guerra por los depósitos iniciada en el sector financiero español se debía en parte a esta previsión, y esta noticia sencillamente va a acentuar el proceso de selección natural al que se deben someter las entidades. Con la experiencia de la crisis financiera tan reciente, van a cuidar mucho sus niveles de liquidez y la economía entera padecerá aún más la restricción del crédito.

    La noticia también ha golpeado con fuerza en las bolsas, donde la mayoría de las entidades han perdido en dos días casi un 10 por ciento de su capitalización. Tamaño varapalo representa una pérdida de los niveles de solvencia que también tendrá un inmediato reflejo en la cantidad de préstamos que puedan conceder.

    No vale reconfortarse con la idea de que todavía el riesgo de impago de nuestro país es muy bajo. Standard & Poor's prevé tasas de crecimiento del 0,7 por ciento anual hasta 2016. Esta proyección pinta un escenario bastante complicado. Significa que las reformas son inevitables. No hay recuperación a la vista que nos permita aguar el recorte del gasto. A ese ritmo, la economía seguirá estancada. Y la parálisis se extenderá también a las cifras de paro, que continuarán altas... y, por consiguiente, a los gastos que esa realidad genera. En la actualidad, las prestaciones por desempleo se llevan todo lo recaudado por IVA. Si los números de S&P se cumplen, esta partida ya no tiene visos de rebajarse en los próximos años. Las cuentas no saldrán. No podemos tomar prestado cada año casi lo que hemos ingresado. Si en este ejercicio hemos saltado del 50 al 70 por ciento de deuda pública respecto al PIB, a este paso nos colocaríamos en el 150 antes de 2016. Y eso sin calcular una subida del interés que abonamos cuanto más nos endeudemos. Pero éste no va ser el caso. Los mercados son fulgurantes. Les basta contemplar esta proyección en un entorno de pánico y restricción de liquidez para poner presión desde ya sobre la prima de crédito del país.

    Es una cuestión de desconfianza respecto a la política económica que va a afectar a todos. ¿Y qué ha dicho el Gobierno sobre la rebaja de S&P? Pues que se están adoptando todas las medidas, afirmó la vicepresidenta De la Vega. No se da cuenta de que los mercados ya le están comunicando que no son suficientes. Y su dinámica es arrolladora. Como no se frene ahora con un anuncio de medidas muy contundentes, las líneas de financiación para toda la economía española pueden estrangularse. El descenso a los infiernos ha comenzado. Y éste es el Gobierno que exigía a la banca que prestase. Pues así no habrá manera de que se restablezca. ¿De qué han servido los planes E, los cheques-bebé, los 400 euros, las ayudas al automóvil o el carbón? Concentrado en los estatutos y garzones, Zapatero ha dejado de lado lo apremiante. No es de extrañar que el desencanto con la clase política arrecie. Estamos abocados a un aterrizaje forzoso, pero el piloto sigue en las nubes. Los demás lo sufriremos con los pies en la tierra.