Opinión

Antoni Peris: Lo perfecto es enemigo de lo bueno



    Según algunas estadísticas, España está a la cabeza del avance en implantación de energías renovables. En un mundo ideal, todos concebimos una sociedad donde la energía provenga de elementos naturales aprovechados con tecnologías que todavía se están investigando.

    Sin embargo, la sociedad en la que vivimos no es ideal y, por lo tanto, en el camino hacia los objetivos del 20-20-20 habrá que considerar el cómo se alcanzan dichos objetivos y cómo afecta a la economía del país, especialmente al tejido industrial y a los consumidores en general.

    Actualmente, estamos presenciando un aumento de potencia instalada de energía fotovoltaica con paneles importados de tecnologías no maduras (en el 2009 existen 2.000 MW instalados, frente a los 400 MW que estaban previstos). Esta avalancha de instalaciones se ha impulsado, principalmente, con el aliciente de las primas (2.900 millones de euros en el 2009) que han servido básicamente para pagar al exterior el coste de unos paneles poco eficientes.

    El mix de generación eléctrica debería dar prioridad a las tecnologías más eficientes económica y medioambientalmente, que se integren en el sistema eléctrico adaptándose a la curva de la demanda y facilitando la operabilidad del sistema. De esta forma, se aseguraría la cobertura de la demanda a un coste asequible por el mercado.

    El precio de la energía: ¿renovables? Sí, por supuesto, pero no a cualquier precio. Desde el sector gasista consideramos que el rol de las energías renovables es importante, pero recordamos que son energías con alta variabilidad y baja predictibilidad. Además, algunas de ellas utilizan tecnologías que están muy lejos del nivel razonable de madurez tecnológica que justifique su implantación masiva, encareciendo innecesariamente el coste de la energía.

    Insostenible económicamente

    Estamos seguros que el Plan Nacional de Energías Renovables y Eficiencia Energética que España -al igual que el resto de los países europeos- debe presentar en junio de 2010 a la Comisión Europea cumplirá con los objetivos previstos, ya que para ello el Gobierno ha estado impulsando suficientemente la legislación del sector de las renovables.

    Sin embargo, nos gustaría resaltar que llegar al 22,7% de renovables en energía final supone exceder en 2,7 puntos lo exigido por el Paquete Verde. Y este exceso de algunas renovables se realizará a costa de un mix energético no sostenible económicamente.

    Primas a las renovables, más cara la electricidad

    Según datos de Eurostat, entre el primer semestre de 2008 y el correspondiente de 2009, España ha perdido competitividad en el precio de la electricidad respecto al resto de países de la UE 27. La factura doméstica ha pasado de ser un 4% inferior a la media, a un 4% superior; mientras que la industrial ha pasado de situarse un 11% por debajo, a estar a la par.

    Según datos de la CNE, el coste de la energía eléctrica española en 2009 aumentó en un 1,8%. Este incremento se produjo en un momento donde los costes de generación eléctrica bajaron en un 41% y los costes asociados, por el contrario, aumentaron en un 58%. Estos últimos están formados, fundamentalmente, por las primas a las energías renovables.

    El precio de la generación eléctrica renovable está compuesto por el mismo precio base de mercado, el del pool, que retribuye a cualquier otra fuente de generación, más unas primas que en 2009 ascendieron a 5.138 millones de euros. En base a estas primas, mientras el coste unitario del régimen ordinario fue de 38 euros/MWh, el coste total de las renovables ascendió a 126 euros/MWh de media, 3,3 veces más, siendo el coste de la eólica de 81,5 euros/MWh y el de la solar 468 euros/MWh.

    Como resultado de todo este proceso, una tercera parte del precio que está pagando el consumidor final en su factura eléctrica es el resultado de las primas a las renovables. En el proceso de generación eléctrica, las centrales de ciclo combinado que funcionan con gas son una pieza clave. Estas instalaciones se caracterizan por tener rendimientos muy elevados y por su bajo impacto ambiental. Su rápida parada y arranque es fundamental para garantizar la cobertura de la demanda ante la variabilidad de las renovables.

    De hecho, en 2009, el 29% de la generación eléctrica se produjo a través de centrales de ciclo combinado, seguidas de la energía nuclear (18%), eólica (13%), carbón (13%) e hidráulica (8%).

    La cogeneración aprovecha el calor residual de un proceso de generación de electricidad para producir energía térmica útil. Se trata de instalaciones gestionadas por la industria privada para contribuir a la disminución de coste de su producción final. Las primas que recibe (1.059 millones de euros en el 2009) son casi equivalentes a los costes evitados de generación eléctrica convencional. Esto ha contribuido a que importantes empresas consumidoras de energía puedan competir desde España de forma internacional.

    El sector gasista español defiende un modelo energético que dé cabida a todas las energías; nuestro país requiere un mix que sea sostenible medioambientalmente, económicamente eficiente, equilibrado y competitivo. Por todo ello, desde el sector gasista español les proponemos un diálogo firme, sostenible, pragmático y, sobretodo, ajustado a la realidad de nuestro país.

    Antoni Peris, presidente de la Asociacion Española del Gas, Sedigas.