Opinión

Carlos Doblado: Nueva York, sola ante el peligro



    Sigue extremándose el comportamiento dispar de los mercados, con una semana perdida para algunos, de caídas para otros, y Nueva York como única pica desarrollada en Flandes.

    Los datos que publicaba Investors Intelligence (II) esta semana corroboran lo que les contaba en mi anterior tribuna: el optimismo está nuevamente desatado en Wall Street. Y digo nuevamente porque ya lo estuvo en enero. Los advisors alcistas subieron al 53,3 por ciento, a tan sólo una décima de los niveles de máximos de entonces, fechas en las que se alcanzó el nivel más elevado desde finales de 2007 -que por aquel entonces registró un increíble 62 por ciento-. Los asesores que se confiesan bajistas recayeron al 17,4 por ciento esta semana, aún a un par de décimas de los mínimos de enero, niveles que, cabe recordar, no se habían visto desde 1987. El tercero de los grupos recogidos en la encuesta de II, los que esperan corrección siendo alcistas de fondo, muestra en un nivel del 29,3 por ciento, cota que sigue siendo elevadísima en términos históricos. De hecho, en lo que llevamos de año los indecisos han llegado a alcanzar niveles no vistos desde 1983, año de corrección tras el espectacular movimiento alcista de 1982, con el que empezaron dos décadas de alzas en tendencia para una renta variable norteamericana en la que pocos creían tras un lateral de 20 años de duración. Algo parecido a lo que pasaba con las acciones a principios de 2009, cabe recordarlo, cuando desde aquí formulé mi C de Barack.

    Con estos datos en la mano, que vienen a acompañar a los que ya mostraban otras encuestas y algunos ratios que utilizamos los analistas técnicos para detectar euforia o pánico, tenemos lecturas muy parejas a las que tuvimos a principios de ejercicio.

    Puede que se puedan ver ganancias adicionales, no voy a ser yo quien diga lo contrario, que los alcistas tengan que llegar al 60 por ciento y el diferencial entre toros y osos bata el 37,5 de primeros de ejercicio -estamos en el 35,9, lo que supone haber cruzado ya la línea roja-, pero esto no tiene por qué ser necesariamente así en tanto en cuanto que este tipo de indicadores suele mostrar divergencias. Quizá sea bueno recordar que el diferencial más alto de todos los tiempos fue del 42,6 por ciento y se alcanzó en octubre de 2007.

    En estas condiciones, no hay que tomarse a broma los acontecimientos de las partes ya seriamente tocadas de la renta variable, entre otras cosas porque en enero se vivió una situación muy parecida a la actual. Entonces, Europa se mostró durante semanas incapaz de seguir el ritmo a Estados Unidos, contenida dentro de una posible cuña que el EuroStoxx50 acabó rompiendo para, a continuación, vivir el clásico rebote del gato muerto, tras el que recayó para confirmación bajista en forma de patrón de cabeza y hombros -hch- un par de días antes de que el Nasdaq, que como hoy lideraba desatado a los alcistas, hiciera lo propio.

    El rebote que abríamos ayer en Europa no faltó en enero tampoco, gracias a la persistencia alcista norteamericana. De hecho hoy, como entonces, tenemos a los principales índices norteamericanos en la tangencia con una serie de impresionantes resistencias crecientes tal y como puede verse en el tercero de los gráficos superiores. Pero también como entonces, Wall Street sólo confirmará la vuelta europea cuando pierda su última zona de mínimos creciente. Las viejas han vuelto, tengo cierto dolor de cabeza y me temo una repetición de su reaguetton de principios de 2010 si Estados Unidos hinca la rodilla tras nuestras principales referencias, donde sólo el Dax30 combate aún contra los malos pegado a una zona de resistencia creciente. Los 6.140 puntos del Dax30 alemán, los 10.995 puntos del Dow Jones Industrial y los 1.990 puntos del Nasdaq 100 configuran una tríada de soportes que, de perderse, van a dar que hablar.

    Y en tal caso, ¿qué?

    En tal caso los bajistas habrían completado su contraataque desde zonas de resistencia incuestionables en el medio plazo. Podría haberse logrado, pero no se habría conseguido. En caso de ruptura de los soportes, insisto. Llegados a ese punto, circunstancia que no sería sorprendente, los índices deberían emprender una nueva fase correctiva dentro de un proceso que ya dura meses y donde los matices lo son todo y van por barrios. Nada tienen que ver España y Portugal con Alemania y los Estados Unidos. Una recaída hacia los mínimos del año sería un escenario más que razonable. En España, dada su debilidad relativa, seguiríamos pasándolo peor. Y en esta ocasión difícilmente nos detendríamos en los 10.000 puntos.