Opinión

José María González Velez: ¿Quién teme a las energías renovables en España?



    Desde hace algún tiempo, personajes mejor o peor informados esgrimen argumentos sobre las energías renovables que en la mayor parte de las ocasiones se alejan mucho de la realidad. No puedo juzgar las intenciones de sus mensajes, pero blanco y en botella.

    En ocasiones lo hacen para atacar al Gobierno, al considerarle responsable del desarrollo de las renovables, y se equivocan, porque desde 1980 es el único que ha legislado con Decretos Leyes, precisamente en contra de las renovables.

    El frenazo del sector en 2009 ha supuesto la pérdida de más de 20.000 empleos, y que empresas que han sido líderes en el desarrollo industrial eólico y fotovoltaico estén con regulaciones de empleo y algún otro problema. La razón es la continua incertidumbre de la no política del Ejecutivo, aunque sus mensajes públicos parezcan decir lo contrario. El sector de las energías renovables espera que estos mensajes se traduzcan en hechos y se materialicen en el BOE.

    Objetivo del Gobierno

    El anticipo del Plan de Acción Nacional, que España por mandato de la directiva en vigor debe presentar a la Unión Europea en junio, en el que el Ministerio de Industria ha fijado un objetivo para 2020 del 22,7% de energía final obtenida de renovables, supone que en ese año el conjunto de renovables debe suministrar un 40% aproximadamente del consumo de la electricidad y un importante desarrollo de la energía solar térmica y los biocarburantes.

    Las inversiones necesarias para instalar del orden de 3.000/3.500 MW anuales, dependiendo de las tecnologías, ascenderán a 60.000 millones de euros. También hay que considerar que es necesario realizar una mayor interconexión de nuestras redes con Europa y la construcción de más instalaciones hidroeléctricas de bombeo, para que tengan cabida las renovables no gestionables.

    La consecuencia directa de la potencia instalada y por instalar en renovables es que no será necesaria nueva potencia térmica, ya sea con origen de gas o nuclear, porque con las centrales de gas actualmente construidas y en construcción se superarán los 25.000 MW. Si bien es cierto que parte de esta potencia es necesaria para el sistema, claramente el objetivo europeo asumido por España prevé que se sustituyan en lo máximo posible los kilovatios con origen de energía fósil por kilovatios no sólo verdes y limpios obtenidos con renovables, sino autóctonos y sin depender de importaciones cada vez más caras.

    En las valoraciones se cifran las cantidades que recibirían las renovables en concepto de primas de forma falaz, porque mezclan todo el régimen especial, cuando más de un tercio de las primas las reciben la cogeneración y el tratamiento de residuos, quemando gas que, aunque alguien también intentará demostrar lo contrario, de momento no es una energía renovable.

    Los costes

    Tampoco he visto ningún estudio en el que se diga cuánto costaría la energía en el caso de que no hubiera renovables y las fósiles internalizaran todos sus costes. Si así se hiciera, la conclusión sería que las renovables competirían con ventaja en el mercado.

    Las primas de las renovables tienen su razón de ser, precisamente, porque las energías fósiles son incapaces de incorporar sus costes externos. No obstante, las primas son sólo una parte del coste evitado y no suponen una carga a los presupuestos del Estado, ya que las asumen los consumidores eléctricos, que son quienes tendrían que pagar esos costes externos si se incorporaran en la generación. Así lo han dictaminado los tribunales europeos cuando se han cuestionado las primas como ayudas de Estado. Es esta razón suficiente para que las primas no se soporten en los presupuestos anuales del Estado, lo que supondría la paralización prácticamente absoluta de los proyectos de renovables.

    También se han escuchado argumentos en este sentido, que se disfrazan de buscar lo mejor para las renovables. Con amigos así las renovables no necesitan enemigos, de los que, además, últimamente están sobradas.

    Negocio rentable

    APPA encargó el pasado año a una consultora del prestigio de Deloitte un estudio del impacto macroeconómico de las renovables en España en 2008. Los resultados no pudieron ser más elocuentes para demostrar que las renovables son un negocio para España y que el saldo entre primas y ahorro es muy favorable a este último.

    Las cifras son las del cuadro adjunto. A la derecha, el importe recibido en primas por las renovables. A la izquierda están sólo algunos de los beneficios directos que originan estas energías. Sólo en concepto de importaciones y emisiones evitadas, el ahorro neto fue de 619 millones de euros. Para quien quiera conocer en profundidad el estudio, está colgado de la página web de APPA.

    El partido de la oposición, que sí es responsable en buena medida del desarrollo de las renovables en España (Ley 54/97 del Sector Eléctrico), da la impresión de que ha abandonado la política que tanto éxito supuso para España y que colocó a nuestro país en lugares de liderazgo. Ahora parece verse obligado a defender la nuclear, porque el presidente Zapatero se ha proclamado como el más antinuclear de su Gobierno. Al leer la Ley 54/97 no se aprecia ninguna prohibición legal para hacer centrales nucleares. ¿Por qué no se hacen entonces?

    Lo que sí podría reclamar el Partido Popular es el incumplimiento del programa electoral del PSOE y las promesas reiteradas de que en diciembre de 2008 habría en el Congreso un proyecto de Ley de Renovables.

    Por último, recordar que el desarrollo y las instalaciones de las renovables se han hecho bajo un paraguas de legalidad, amparadas en una directiva europea y en la legislación española, que imponía (yo no encuentro excepciones en el texto de la Ley) alcanzar con renovables el 12% de energía primaria para el final de 2010. Por cierto, estamos a tres puntos de alcanzar el objetivo, a pesar de haber sido éste un año muy lluvioso.

    Menos producción de gas

    Quien apostó por hacer centrales de gas lo hizo bajo su cuenta y riesgo. Cuando se ha frenado el consumo, el problema es que las renovables tienen preferencia de entrada en el mercado y las centrales de gas funcionan menos horas de las previstas. Aun así, han sido las que más kilovatios han vertido al sistema en 2009.

    Es algo que deberían solucionar los interesados dialogando con el Gobierno y los distintos agentes, pero se equivocan al atacar a las renovables y enviar mensajes a la sociedad civil para que se posicione contra ellas. Deberían asumir que las renovables han emprendido un camino irreversible y existen razones más que poderosas para su desarrollo. Intentar ponerles freno es un gran error estratégico.

    José María González Velez, presidente de la Asociación de Productores de Energías Renovables-APPA.