Opinión

Editorial: Infraestructuras: ¿más de Keynes?



    El Gobierno lanzó ayer otro flotador a la economía española en un nuevo intento de animar la coyuntura a golpe de talonario. Zapatero presentó un plan de infraestructuras valorado en 17.000 millones de euros que, al menos, está bastante mejor ideado que cualquiera de todos sus planes E.

    La financiación la pondrán el Banco Europeo de Inversión a un 50 por ciento; el ICO a un 30; y las empresas tendrán que apañárselas para reunir el 20 restante. Todo se pagará luego con el flujo de caja de las concesiones, y las empresas se llevarán un canon, en lugar del dinero que recauden según el tráfico. Esto les garantizará beneficios. El problema para las empresas es que lograr 2.500 millones estando tan endeudadas va a ser difícil. Pero de esta forma se busca que la financiación no compute ahora como déficit y que el Estado no empiece a desembolsar fondos hasta 2014. Nos empecinamos en salir de esto usando a Keynes.

    Aunque es cierto que ayudará a un importante sector en apuros, cabe preguntarse si éstas son las mejores inversiones, dado que después de haber recibido tantos fondos europeos el país está relativamente bien dotado de infraestructuras. ¿Se estará apostando por líneas poco rentables mientras padecemos una situación financiera precaria?

    El ministro de Fomento José Blanco ha dado el relevo a los sucesivos planes E. Representa una importante mejora por lo que tiene de inversión en lugar de gasto; pero dista de ser lo que se precisa para retomar el crecimiento. El contumaz recurso al keynesianismo les impide ver lo que nos advierten desde fuera: hacen falta recortes. Tanto gasto lo terminamos pagando entre todos con impuestos.