Jesús Banegas Núñez: La solución sigue siendo digital
Hace poco más de un año que el sector de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) español se pronunció públicamente, en presencia de la práctica totalidad de sus líderes, a favor de una solución digital para la salida de la crisis económica. Nos anticipamos entonces a la mayoría de países que desde entonces, de uno u otro modo, han venido anunciando planes digitales de recuperación y, desde luego, a la propia Comisión Europea, que muy recientemente ha anunciado su Agenda Digital para 2015.
Incluso nuestro Gobierno, tanto en el proyecto de Ley de Economía Sostenible como en el anteproyecto de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, y más expresamente en su reciente propuesta para un acuerdo político para la salida de la crisis, recurre sistemática, aunque vacuamente -como luego veremos- a las TIC para la recuperación del crecimiento económico.
Es difícil -seguramente imposible- encontrar un sector económico con más potencial de crecimiento que el de las TIC y a la vez mayores y mejores economías externas: mejora transversal y generalizada de la productividad, caída de la inflación, aumento del empleo y de la renta per cápita y, adicionalmente, sostenibilidad del modelo de crecimiento merced a la innovación que invade y desborda su propio quehacer.
Todos los datos disponibles ponen de manifiesto que el sector de las TIC, además de estar salvando en la crisis más empleo que el resto de la economía -gracias a que está menos rígidamente sometido que otros a la negociación colectiva que tanto desempleo está generando-, resulta ser sistemáticamente el que paga mayores salarios, tiene menos temporalidad, promociona más a las mujeres y proporciona más formación ocupacional.
En las circunstancias descritas, resulta evidente que a todos interesa que pueda crecer tanto como sea posible, y más aún, si su crecimiento no consume apenas recursos financieros públicos; sólo destreza regulatoria y ambición política.
Aunque las TIC están de moda en el mundo de la política, la realidad legislativa no se reconcilia con ellas, como es fácil de comprobar. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) recortaron severamente las partidas dedicadas a las TIC -el Plan Avanza 2 ha visto reducidas sus inversiones en dos tercios-, y a la innovación -el presupuesto del ministerio del ramo se redujo más de un 20 por ciento-, mientras que las subvenciones a sectores económicos periclitados y los ingentes recursos aplicados a cooperación internacional siguen ajenos a la crisis.
El proyecto de Ley de Economía Sostenible, por su parte, considera sólo lateral y superficialmente a las TIC, cuando debieran ser su razón de ser. El proyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, aún contando con algunos avances, está mucho más orientado a la I+D pública que a la privada -justamente, la que genera eficiencia, productividad, empleo y riqueza con la que sufragar vía impuestos los presupuestos académicos de investigación-. Por último, la propuesta para un acuerdo político para la salida de la crisis apenas trata de las TIC y lo hace insustancialmente.
Llegados a este punto, hay que seguir insistiendo en que la salida de la crisis sigue siendo digital , ya que las TIC siguen teniendo un gran futuro por delante y su mejor desarrollo posible; además de convenir a la recuperación del crecimiento económico, es compatible con la política de austeridad presupuestaria y las reformas estructurales que requiere nuestra economía.
Las TIC son la solución a las tres sostenibilidades que deben configurar nuestro porvenir: la económica, la medioambiental y la social. En la primera, facilitando la difusión de las TIC en las pymes así como los despliegues de nuevas redes de telecomunicaciones, especialmente las de acceso ultra-rápido. En la segunda, desarrollando un plan urgente de instalación de contadores eléctricos inteligentes y desplegando todo tipo de facilidades para el teletrabajo. Por último, las TIC son decisivas para una gestión óptima de la sanidad, la dependencia, la educación, la seguridad y la justicia, por lo que es perentorio que el DNI digital alcance a toda la población, así como el derecho a la administración electrónica telemática.
El mejor remedio posible para la recuperación del crecimiento y su sostenibilidad, así como del medio ambiente y la cohesión social, no es otro que el despliegue de las TIC.
Jesús Banegas Núñez, presidente de AETIC.