Opinión

Transición ecológica más realista


    elEconomista.es

    El Tribunal de Cuentas europeo pide endurecer la fiscalidad de los carburantes. Lo hace en un informe en el que asegura que las subvenciones a los combustibles fósiles representan un obstáculo para los objetivos climáticos de la UE.

    Resulta evidente que el modo en el que Bruselas acelera sus metas para la transición energética argumenta la petición del Tribunal. De hecho, ya en julio la UE presentó la primera parte de su plan de fiscalidad verde, en el que se fijó en 2035 el fin de la venta de coches de combustión, y se propuso la eliminación de las exenciones al diésel, la gasolina y el queroseno. Acometer la eliminación de la ayudas a los carburantes impactará de lleno en el bolsillo de los ciudadanos en un momento en el que los precios de los hidrocarburos están en máximos históricos. Las empresas también se verán afectadas ya que se incrementarán los costes de transporte. Se cometerá por tanto el mismo error que con el continuo encarecimiento de mecanismos como las subastas de derechos de CO2, que son, en gran medida, responsables del alza de los costes energéticos. La acelerada transición ecológica por la que aboga Europa está, por tanto, detrás de la pérdida de competitividad de las empresas del Viejo Continente ante rivales de países como China, donde no se gravan las emisiones. Nadie duda de que una economía más verde es necesaria. De hecho el consenso entre los ciudadanos y las administraciones es mayoritario. Pero acelerar aún más esta reconversión económica con medidas que provocan aumentos en el precio de la energía o de los combustibles supone un alto coste para las empresas en pleno proceso de recuperación. Es preciso, por tanto, un mayor realismo de Bruselas en todo el proceso.