Alternativas de Gobierno en Cataluña

    El abogado Juan Carlos Giménez-Salinas. Foto: Luis Moreno

    Juan Carlos Giménez-Salinas

    El 28 de septiembre de 2020 cesó el president Quim Torra al ser confirmada por el Tribunal Supremo la sentencia que le inhabilitaba por desobediencia. El hasta entonces vicepresidente catalán Pere Aragonès asumió el cargo de president en funciones, pero ERC y JuntsxCat acordaron dejar el puesto y el despacho vacantes, por lo que no hubo mayoría en el Parlament de Catalunya para designar un nuevo presidente autonómico con plenas funciones.

    Se convocaron elecciones por vía legal y se celebraron el día 14 de febrero de 2021. Hoy, 21 de abril de 2021, los diputados elegidos en las últimas elecciones han sido incapaces de ponerse de acuerdo para elegir un president y que éste pueda formar gobierno.

    Han trascurrido casi siete meses desde el hecho que dio lugar al cese de Torra y todavía no se vislumbra ningún atisbo de posibilidad para que nuestros políticos asuman sus responsabilidades y continúa Pere Aragonés en funciones.

    Desde el 28 de septiembre del año pasado hasta hoy en Catalunya han ocurrido muchas cosas, entre ellas la persistencia de una tremenda pandemia que ha inquietado e inquieta a toda la población y una paralización de la economía como no se recuerda otra igual en nuestra historia reciente.

    La población ha tenido que modificar sus hábitos, las relaciones laborales se han revolucionado instaurándose de un modo definitivo el trabajo no presencial, y las relaciones sociales y familiares han sufrido un cambio radical cuyas consecuencias psicológicas y sentimentales todavía están por llegar.

    Esta situación de nuestra economía y de nuestra sociedad, a los diputados de nuestro Parlament no les preocupa en absoluto, porque tienen por delante casi cuatro años de mandato y consideran que su sillón no puede moverlo nadie. Desde el 14 de febrero estos diputados y sus respectivas organizaciones políticas se dedican a juguetear de un modo irresponsable con la paciencia del ciudadano. No han elegido president y no existe gobierno legítimo.

    Al estupefacto catalán de a pie le da la impresión de que ningún político posee el suficiente coraje para remover las tranquilas aguas del apacible lago por el que navegan deleitándose, mientras la ciudadanía los observa asombrada por la irresponsabilidad que demuestran.

    El votante de cada uno de los partidos que acudió a las urnas en febrero no puede comprender que, el partido político que eligió y votó, se encuentre paralizado y no actúe de algún modo en estos difíciles momentos que nos ha tocado vivir.

    El perplejo votante no puede comprender que, en estos momentos tan complejos, los partidos políticos catalanes piensen en derechas e izquierdas, piensen en independencia radical o estratégica, piensen que los partidos no pueden llegar a acuerdos entre ellos o entre una mayoría de ellos porque no pueden unirse los de un color con los del otro.

    Las mentes cortoplacistas de los dirigentes políticos o el rechazo de sus militantes no les permiten pactar con según quién y no perciben, ninguno de los preclaros estrategas, que la ciudadanía cada día se siente más alejada de ellos y más desengañada, al comprobar que ninguno de los políticos elegidos piensa en lo que conviene a nuestra sociedad y solamente piensa en lo que le interesa a su partido político.

    Así transcurren los días y los meses y el desengaño y la desilusión ciudadanos gana adeptos cada día. No quiero pensar que ocurriría si tuviéramos que acudir de nuevo a las urnas. Si en las últimas elecciones casi la mitad de los catalanes se quedaron en sus casas, siendo la abstención la mayor de toda contienda electoral celebrada en nuestra reciente historia, seguramente acudirían menos de la mitad de los posibles votantes en la próxima.

    El único castigo que puede infligir el ciudadano a sus políticos en permanecer en casa cuando se celebran elecciones.

    A la vista está que JuntsxCat y ERC poseen estrategias opuestas y el acuerdo entre ellos deviene complejo. Ante esta falta de empatía y encono en las posturas, los ciudadanos se preguntan si no existen posibilidades de generar consensos de gobierno entre otras fuerzas políticas. El espectador contempla perplejo los silencios de las restantes fuerzas políticas que miran a los dos contendientes como si la cosa no fuera con ellos y son también responsables de esta parálisis.

    Dos partidos políticos han gobernado en coalición en Catalunya, ERC y PSC, bajo las presidencias de Maragall y de Montilla, por qué no pueden repetir y mejorar su gestión dada su experiencia.

    El PSC ha sido el partido más votado y ambos son de izquierdas, Illa podría ceder la presidencia a ERC e iniciar la andadura de un nuevo gobierno en minoría. Podrían pactar políticas a cuatro años y dejar para más adelante el tema de la independencia, intentando, durante este período, ganarse la confianza del ciudadano mediante una eficaz acción de gobierno. El ciudadano espera esfuerzo e imaginación, así como voluntad de servicio hacia el país a todos los políticos recién elegidos en estos difíciles momentos.