Opinión

Respuesta de la UE al virus y crecimiento

    La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

    Sylvain Broyer

    La pandemia del Covid-19 ha golpeado a Europa de forma fuerte y los desafíos económicos que se avecinan son significativos. Sin embargo, desde una perspectiva macroeconómica, la respuesta política europea parece alentadora, con sus incentivos para el crecimiento sostenible, la solidaridad y la estabilidad económica.

    Los gobiernos europeos se han comprometido a tomar medidas fiscales sin precedentes en respuesta a la crisis sanitaria del Covid-19. Es importante destacar que los mercados parecen haber aceptado estas medidas. Una muestra de ello lo constituye el hecho de que las recientes ofertas de deuda soberana de Portugal e Italia registraron sobredemanda a precios muy bajos.

    Europa ha reaccionado rápido y con contundencia al reto que supone el coronavirus

    En toda Europa, el rendimiento de los bonos soberanos es prácticamente similar al de finales de 2019. Aunque los diferenciales y los precios de los CDS sobre ciertas emisiones han ampliado, no se acercan a los niveles observados en crisis anteriores, particularmente durante la crisis financiera del 2008.

    Hay buenas razones para creer que la respuesta política de Covid-19 será diferente a la de la crisis financiera de 2008, a pesar de que la recesión podría ser más profunda esta vez. De hecho, prevemos que el PIB se contraerá un 6% en Alemania, un 8% en Francia, un 10% en Italia y el 8,8% en España este año. Creemos, además, que el ratio de deuda sobre PIB se disparará como resultado de la combinación de la recesión y la respuesta fiscal sin precedentes emprendida para atajar los efectos de la crisis del Covid-19.

    Sin embargo, desde una perspectiva macroeconómica, los niveles de deuda sobre PIB no revelan mucho sobre la sostenibilidad de la deuda si se toman de manera estática y fuera de contexto. Un indicador más revelador, que a menudo se pasa por alto, es el que pone en relación el saldo presupuestario primario de un país, su carga de intereses y su crecimiento económico.

    El plan de recuperación es audaz y ayudará a crear economías más sostenibles

    Parece claro que la deuda sobre PIB aumentará en 2020, si bien se derivará de una respuesta fiscal única a un shock no económico único. A diferencia de los eventos que condujeron a la crisis de 2008, que fue de naturaleza financiera, el origen de la crisis del Covid-19 es una crisis de salud que tiene tanto potenciales consecuencias económicas, como es un mayor desempleo, como consecuencias financieras, como son la depreciación de los activos, y mayores tasas de morosidad y de default.

    El escenario base que S&P Global Ratings considera para el tercer trimestre de este año y para todo 2021 muestra que, una vez se eliminen las restricciones, el crecimiento se reanudará a ritmos superiores a los de los tipos de interés reales. Esperamos que la economía alemana se recupere y crezca más del 4% el próximo año, que España crezca el 5,1%, y Francia e Italia lo hagan en más del 6%. Por lo tanto, los saldos presupuestarios primarios mejorarán y la deuda con el PIB disminuirá en la mayoría de los países europeos.

    Desde la crisis financiera mundial del 2008, los tipos de interés de la deuda pública han caído en unos 400 puntos básicos mientras que el PIB per cápita es un 5% más alto. Esto podría ser un factor significativo en la recuperación tras la crisis del Covid-19 en Europa.

    La respuesta política dada a la crisis del Covid-19 ha sido diferencial respecto a crisis anteriores. Los analistas han señalado que hace 10 años se perdió un tiempo precioso en interminables debates en Europa. Pasaron más de siete años desde el lanzamiento del primer programa de flexibilización cuantitativa (QE) de la Reserva Federal estadounidense y tuvo que producirse una crisis de deuda europea para que el Banco Central Europeo (BCE) ampliara su balance y comenzara su programa de QE en 2015.

    En esta ocasión, por el contrario, la respuesta política a la crisis generada por el Covid-19 ha sido mucho más rápida y consistente con la mejor teoría económica. El balance del BCE se expandió en € 500.000 millones, un 4% del PIB total, apenas un mes después de iniciarse la crisis.

    Aunque queda mucho por hacer, esta expansión fiscal y monetaria podría ayudar a que las inevitables pérdidas del PIB derivadas del Covid-19 sean un fenómeno coyuntural y de cota duración.

    Otra diferencia importante con respecto a crisis anteriores es la proactividad de la UE a nivel político. Es cierto que algunos observadores creen que la UE no está brindando suficiente apoyo o cerrando la brecha entre los países de la UE. Es cierto que la UE aún no ha tenido, y tardará en llegar, su "Momento Hamilton" (en referencia al episodio de mutualización de deuda de guerra y anclaje federal que supuso el acuerdo alcanzado por el Secretario del Tesoro americano Alexander Hamilton en 1790 Estado Alexander).

    Esta vez, sin embargo, la respuesta de la UE no se refiere a cuestiones como la auditoría de cuentas públicas o la gestión del pacto de estabilidad y crecimiento. De hecho, es todo lo contrario: la UE relajó rápidamente sus normas y directrices presupuestarias sobre ayuda estatal, permitiendo a los Estados miembros apoyar a sus economías y ciudadanos. Los ministros de finanzas de la UE también diseñaron una red de seguridad que permite que el presupuesto de la UE financie mejoras nacionales para el empleo parcial, lo que suaviza las conmociones fiscales dolorosas a nivel de los estados miembros. Además, la UE está considerando utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad para financiar los gastos nacionales de asistencia sanitaria, proporcionando alivio a corto plazo.

    La respuesta de la UE ya está muy por delante de su reacción en crisis anteriores, y cuando los jefes de estado de la UE se reúnan hoy jueves, tendrán la oportunidad de hacer más, al acordar un fondo de recuperación de la UE que puedae ayudar a consolidar el futuro de los países europeos.

    El Covid-19, sin duda, dejará su huella en las economías de los estados miembros. No volveremos a ver los niveles de PIB que teníamos a finales de 2019 durante al menos dos años, y esto podría tener consecuencias crediticias. Sin embargo, si el plan de recuperación de la UE en discusión es audaz y se alinea adecuadamente con otras políticas favorables al crecimiento (como el UE New Green Deal) podría ayudar a las economías de Europa a ser más sostenibles, competitivas y útiles para la cohesión.