Opinión
Procesos electorales en la era del virus
Antoine Bertandy
En las últimas semanas, el virus Sars-CoV-2 que causa la enfermedad coronavirus Covid-19, está afectando a la vida diaria de cientos de miles de personas en todo el mundo. Los efectos que está provocando esta enfermedad son, desgraciadamente, letales en la salud de algunas personas y cuantiosos en diversos sectores de la economía y la empresa. Paralelamente, esta enfermedad también está afectando a algunos de los pilares de nuestra sociedad como son los procesos electorales y participativos.
En este sentido, y por poner algunos ejemplos concretos, en Francia la celebración el pasado domingo 15 de marzo de la primera vuelta de las elecciones municipales tuvo un índice de abstención récord nunca antes visto. Así, si en las pasadas elecciones de 2014 la participación en estas mismas elecciones fue del 65%, en las del domingo pasado alcanzó a duras penas el 45%. Unos datos y unas circunstancias que han supuesto el aplazamiento de la celebración de la segunda vuelta, prevista para el domingo 22 de marzo, porque, entre otros aspectos, sus resultados también podrían presentar problemas de legitimidad moral a ojos de los votantes.
Se debe plantear la opción del voto online para no paralizar la participación
Del mismo modo, el avance de esta enfermedad y las medidas impuestas en España, también han su-puesto el aplazamiento de la celebración de las elecciones regionales del País Vasco y Galicia, fijadas en un principio para el pasado 5 de abril.
Otra consecuencia del Covid-19 que está poniendo en jaque a muchas organizaciones, tanto públicas como privadas, es que está consiguiendo generar un efecto de parálisis en ellas. Así, en el caso de seguir con estos procesos electorales de la manera tradicional, podrían ocasionar problemas en cuanto a la representatividad y la legitimidad de los resultados obtenidos, sobre todo, dado el menor nivel de participación ciudadana en estas votaciones.
De hecho, es algo que desde hace días se plantean en Italia. En este país, muchos expertos ya cuestionan la ética de celebrar las próximas elecciones regionales, previstas para el mes de mayo, mientras todo el país está bajo restricciones de movilidad o en cuarentena.
En estas circunstancias es fácil ver cómo el Covid-19, así como otros riesgos sistémicos, perjudican la movilidad de la gente y pueden impedir o dificultar los próximos procesos electorales y la participación ciudadana. No obstante, y ante este escenario, los gobiernos, administraciones públicas y cualquier tipo de organización dentro del sector privado (colegios profesionales, asociaciones, entidades financieras, empresas, fundaciones, instituciones, etc) deberían considerar seriamente la utilización de soluciones de voto online. Un sistema que no solo proporciona la misma - por no decir más - seguridad, privacidad y transparencia que los métodos de votación tradicionales, sino que, además, también permite a los votantes ejercer su derecho a voto desde cualquier lugar, con cualquier dispositivo conectado a Internet, de manera rápida, sencilla e instantánea.
Además, no hay que olvidar que este sistema garantiza la participación de todos los ciudadanos, incluyendo aquellos que están actualmente limitados por el sistema tradicional como, por ejemplo, los expatriados, las personas con discapacidad o con dificultad de movilidad y que permite dar respuesta al incremento de la frecuencia de procesos electorales y participativos en el ámbito público o privado sin lastrar las finanzas de las organizaciones.
Así, al igual que muchas empresas han optado en la situación actual por el teletrabajo de sus empleados para seguir abiertos, las organizaciones, públicas o privadas, podrían empezar a plantearse la opción del voto online para no paralizar sus procesos electorales y participativos.