Calma ante unas elecciones británicas no tan dramáticas
Anatole Kaletsky
A las puertas de las elecciones británicas que finalmente resolverán la cuestión de la pertenencia a la UE, la ansiedad está en aumento a ambos lados del Canal de la Mancha.
Las encuestas apuntan a una clara victoria de los conservadores liderados por Boris Johnson, y algunos analistas han empezado a preocuparse una vez más por un Brexit sin acuerdo, que resulte caótico. Esto perjudicaría no solo a Reino Unido, sino también al resto de Europa, que exporta a ese país casi el doble de lo que exporta a China. Otros todavía temen un malestar electoral que pueda convertir al líder laborista Jeremy Corbyn, un marxista impenitente, en primer ministro británico en un Gobierno laborista inclinado a renacionalizar industrias, revitalizar la lucha de clases de los años 1970 y minar la OTAN.
Pero este temor es injustificado. La posibilidad de una ruptura económica entre la UE y Reino Unido, como la que causó una ansiedad lógica cuando Johnson fue elegido líder de los conservadores en el verano, se ha vuelto desdeñable. Y, en el improbable caso de que Corbyn gane, literalmente hay cero posibilidades de que se implemente alguna de las políticas radicales del manifiesto laborista, porque la única alternativa concebible para una victoria conservadora es otro parlamento suspendido, en el que el Laborismo quede muy lejos de conformar una mayoría y deba depender de otros partidos para gobernar.
Es más, este Gobierno existiría únicamente con el fin de negociar un nuevo acuerdo de Brexit blando, similar a la pertenencia de Noruega al Espacio Económico Europeo, y luego llevar a cabo un referendo para apoyar el nuevo acuerdo o directamente cancelar el Brexit. Una vez que se completara este referendo de "última palabra", otra elección se tornaría inevitable, porque no hay otras políticas laboristas que otros partidos apoyarían.
¿Qué sucede con el resultado más probable de la elección, que Johnson ga-ne? Los miedos hoy giran en torno a un nuevo tipo de crisis "sin acuerdo", que surja de los temores por el período de transición post-Brexit, cuando Reino Unido retendrá los beneficios y las obligaciones de la pertenencia a la UE, pero formalmente estará afuera de la UE.
El acuerdo de salida firmado en octubre estipula un período de transición hasta fines de 2020, con una posible extensión por otros dos años. En respuesta a los reproches del sector duro del partido conservador, Johnson ha declarado en su manifiesto electoral que no extenderá el período de implementación "más allá de diciembre 2020", y en cambio prometió negociar un acuerdo comercial pleno entre la UE y Reino Unido en el lapso de 12 meses. Eso no sucederá: nunca dos economías importantes han negociado un acuerdo comercial en menos de 3-4 años. Para colmo de males, el acuerdo de salida exige que la decisión sobre si extender o no la transición sea tomada en junio, lo que alimenta el temor (a veces al borde del pánico) de una nueva fecha límite "sin acuerdo" el próximo 1 de julio.
Corbyn lo tiene todo en contra para implementar muchas de sus políticas radicales
Esos temores son infundados. ¿Por qué tomar la promesa de Johnson de no extender la transición al pie de la letra -o directamente considerarla? Johnson prometió en repetidas ocasiones abandonar la UE el 31 de octubre "sin ningún 'si' o 'pero', pase lo que pase". Y después de que el Parlamento sancionó una ley que exigía que se extendiera esta fecha límite, prometió "morir en una trinchera" antes que obedecerla. Pero cuando llegó el 31 de octubre, todas las "estrategias secretas" de Johnson para evadir la ley terminaron siendo ilusiones, y garantizó la extensión sin protestar demasiado. Si Johnson ahora gana, después de romper una de las promesas más firmes que alguna vez les haya hecho un político británico a los votantes, ¿por qué enfrentaría consecuencias adversas si no cumpliera otra promesa, menos importante, de la que pocos votantes ni siquiera son conscientes?
Desde un punto de vista estrictamente económico, es tranquilizador que "la carrera de Johnson descanse en una mendacidad casual", para citar al principal analista político del normalmente moderado Financial Times. Al intentar predecir cómo líderes como Johnson toman decisiones difíciles, muchas veces es conveniente dejar de lado las promesas y centrarse en los intereses económicos y políticos.
Si Johnson es reelegido, ¿cuál será su interés económico? Su principal prioridad será demostrar que su "fantástico acuerdo" ha conseguido que abandonar la UE sea un proceso indoloro y estimula milagrosamente el crecimiento económico. Correr el riesgo de una crisis financiera durante su primer año en funciones sería una locura, ya sea descartando una transición prolongada o aceptando una interrupción del comercio si, como casi con certeza sucederá, un acuerdo comercial con la UE no se puede completar en apenas 12 meses.
El claro interés económico de Johnson será, por lo tanto, extender la transición post-Brexit más allá de diciembre de 2020, lo que probablemente tomaría los tres años completos.
¿Y qué sucede con los intereses políticos? Hasta ahora en su breve carrera como primer ministro, Johnson ha dependido del apoyo de los partidarios del Brexit de línea dura en el Parlamento, y la clave de su estrategia electoral ha sido aventajar a Nigel Farage. Alcanzar esos dos objetivos le exigió rechazar cualquier posibilidad de extender la transición post-Brexit. Pero estos cálculos políticos pronto se revertirán.
La influencia de los diputados 'tories' partidarios de un 'Brexit' duro está abocada a disminuir
En términos de opinión pública, superar tácticamente a Farage se tornará irrelevante, una vez que terminen las elecciones. Es más, muchos votantes pro-Brexit estarán satisfechos una vez que Londres abandone las instituciones políticas de la UE, sin preocuparse por las negociaciones comerciales y de mercado, que se prolongan durante un período tedioso.
La influencia parlamentaria de los defensores de línea dura del Brexit también disminuirá después de este jueves. Johnson necesitaba que los defensores del Brexit de línea dura de su partido lo eligieran como líder y lo mantengan en el cargo sin una mayoría en el Parlamento. Pero todos los miembros conservadores del Parlamento hoy se han comprometido por escrito a votar incondicionalmente por el acuerdo de salida de Johnson. Si obtienen una mayoría, los conservadores aprobarán el acuerdo.
Y una vez que esto haya su-cedido, las futuras negociaciones sobre el comercio con la UE, incluidos los acuerdos de la transición, ya no serán objeto de una aprobación parlamentaria hasta que se haya cerrado un acuerdo, ya sea en 2020, 2021 o después.
La conclusión es que las relaciones económicas entre Reino Unido y la Unión Europea seguirán prácticamente sin cambios durante un período prolongado, más allá de lo que suceda en la elección de este mes. Si Johnson pierde, el Brexit será demorado y probablemente cancelado. En el caso más probable de que Johnson gane, el Brexit seguirá adelante y le infligirá un daño a largo plazo a Gran Bretaña. Pero, en el próximo año o los próximos dos años, las preocupaciones realmente deberían calmarse.