Opinión

La que se avecina

    Los avances tecnológicos provocan miedo en los empleos


    Antes de esta última revolución llamada "digital", los anteriores avances tecnológicos siempre han producido inicialmente miedo a la destrucción de empleos. Un temor que hasta ahora siempre fue desmentido por la realidad, pero esta vez el futuro es, en verdad, incierto.

    Porque los cambios que se esperan serán, probablemente, más profundos, pues ahora a la tecnología se ha unido una rápida caída del precio de la comunicación internacional y del transporte. Por otra parte, muchos trabajos rutinarios que son automatizables también son susceptibles de deslocalización. En efecto, los trabajos repetitivos, realizados por trabajadores no cualificados, pueden fácilmente llevarse a países con salarios muy bajos.

    Además, las máquinas inteligentes están sustituyendo ya a los seres humanos en todo tipo de tareas. Inicialmente se empezó por la destrucción de los puestos de trabajo no cualificados, pero con los avances tecnológicos, la robótica y la inteligencia artificial ya se están destruyendo empleos cualificados que son reemplazados por máquinas y ordenadores.

    Intentar competir con esas máquinas bajando los salarios será siempre una pésima política porque, al fin y al cabo, eliminar trabajos penosos es un bien para la Humanidad. Pero el bien produce, de momento, un mal, pues muchos puestos de trabajo están en riesgo de desaparecer o en "riesgo significativo" de cambio. Según la OCDE, más el 50 por ciento de los empleos españoles corren el riesgo de desaparecer o están en "riesgo significativo".

    Según palabras de la profesora Mónica Melle: "En un mundo en el que las sofisticadas tecnologías de la información y de las comunicaciones serán capaces de sustituir cada vez a un mayor número de mano de obra en el mundo, parece evidente que sólo un limitado número de privilegiados serán los que podrán disponer de oportunidades para asumir puestos dirigidos a científicos de alta tecnología, profesionales y directivos, todos ellos en el emergente mundo del conocimiento".

    Es evidente que la economía digital traerá consigo cambios profundos en la organización del trabajo, pues se están desarrollando procesos organizativos y de gestión que tratan de adaptar las nuevas tecnologías de la información a las empresas productivas, mejorando y simplificando la forma en la que los empleados interactúan entre sí y con la información.

    Eliminar trabajos penosos y rutinarios debe ser visto como un bien para la humanidad

    Según Melle, habrá también multitud de oportunidades y el futuro del trabajo dependerá de las políticas que se desarrollen. Se deben ajustar las políticas –añade esta profesora- en materia de educación, competencias profesionales y formación al nuevo modelo de crecimiento.

    Es preciso desarrollar una estrategia integral –concluye Melle- para implementar este nuevo modelo basado en la innovación, la tecnología y la formación, aumentando en España el gasto en I+D hasta llegar al menos al 3 por ciento del PIB.

    El optimismo de esta profesora es compartido por muchos analistas y tecnólogos. Como Jack Ma, que fue presidente de la tecnológica china Alibaba y en agosto pasado dijo que en un futuro próximo el tiempo de trabajo no pasará de las 12 horas a la semana. El gran Keynes ya lo predijo en 1930, cuando, en una conferencia que dio en la Residencia de Estudiantes de Madrid, aseguró que en 2030 se trabajarían tan solo 15 horas semanales.