Opinión
Diversificación financiera ante la última bala de Draghi y los bajos tipos
Daniel Lozano
Mario Draghi cedió el testigo a Christine Lagarde después de haber gastado su última bala al frente del BCE hundiendo la facilidad de depósito al -0,5 por ciento y relanzando la compra de deuda.
Y es que, si bien es cierto que la política monetaria expansiva que ha definido por completo el mandato del banquero italiano permite una mayor competitividad en la financiación, también es verdad que la barra libre de liquidez pone de manifiesto la importancia que tiene para las compañías llevar a cabo una diversificación financiera que se apoye en el mercado de capitales. Máxime teniendo en cuenta la desaceleración económica que se augura.
Precisamente, la financiación bancaria en España ha sido muy eficaz en los últimos tiempos, al otorgar líneas de crédito, líneas de circulante y otras vías de financiación a precios competitivos gracias al exceso de liquidez que producen las políticas de estímulo impulsadas por los bancos centrales. Además, la facilidad documental de cerrar una financiación, donde basta una revisión de los estados financieros por parte del departamento de riesgos del banco, permite y seguirá permitiendo a muchas empresas financiarse sin necesidad de grandes esfuerzos.
Por su parte, la financiación en el mercado de capitales, vía bonos o pagarés, también ha mejorado en términos de competitividad con plataformas como el MARF, -el Mercado Alternativo de Renta Fija, que precisamente acaba de registrar su primer programa de bonos verdes por valor de 50 millones con Grenergy, la compañía de energías renovables- que consiguen facilitar a las empresas estas operaciones. No obstante, en cuestión de precios, estos productos pueden parecer menos competitivos que los bancarios para la mayoría de las empresas por diferentes razones.
En primer lugar, por la menor liquidez total en los mercados de capitales, también por el posible componente de iliquidez que conlleva al inversor la compraventa de un bono de una empresa en el mercado secundario.
Y además por la complejidad técnica de una emisión, donde es necesario tener claras las expectativas y riesgos del negocio, la preparación de un documento de registro con asesores legales, el rating de agencia y el banco colocador, todo ello con su debido coste económico y de recurso.
Pero, ¿qué hemos aprendido en la última década? Que en situaciones de estrés bancario, las empresas ven reducida la financiación tradicional, especialmente la de capital circulante, que se cancela o directamente no se renueva.
Las compañías sufren por falta de tesorería para poder atender sus compromisos a corto plazo, lo que además lastra posibles planes de crecimiento, aumentando el riesgo de llegar al 'temido' concurso de acreedores.
Sin embargo, la financiación en el mercado de capitales es mucho más estable. La posibilidad de amortización anticipada por parte de los bonistas se limita a lo acordado contractualmente. Asimismo, esta financiación permite trasladar las expectativas de crecimiento y no se limita a una revisión de un año cerrado, sino a la caja que se genera durante los años de vida de la financiación.
Igualmente, no hay que olvidar la financiación a través de una ampliación de capital, que fortalece el balance con caja nueva que hace posible el crecimiento.
Acudir al mercado de capitales es la opción que las empresas deben explorar ahora
No obstante, si bien se diluye la participación del accionista, su valor se puede incluso multiplicar si los fondos son invertidos adecuadamente. Para ello existen plataformas como el Mercado Alternativo Bursátil para empresas con negocios disruptivos y en expansión o el mismísimo Mercado Continuo para empresas con mayor capitalización; auténticos escaparates que permiten, no solo conseguir financiación, sino también darse a conocer entre sus stakeholders, así como profesionalizar ciertas estructuras de la empresa.
Por tanto, una correcta diversificación financiera, donde se incluya financiación en mercados de capitales -una opción menos competitiva pero más segura-, combinada con la tradicional financiación bancaria será clave para estar preparado ante cualquier impacto externo que pueda surgir, sin por supuesto olvidar que el foco en la generación de caja en la empresa debe ser constante, y no solo debe ser considerado en momentos de iliquidez. Cash is King.