Opinión
Un PER más fácil para ganar votos
elEconomista.es
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prometió en Andalucía ayudar al campo español ante el "atropello" que suponen los aranceles que EEUU, autorizado por la OMC, impondrá a las exportaciones de alimentos como el queso o el vino. Con ese afán, anunció un "plan de acción" para todas las autonomías afectadas, atendiendo a sus particularidades, "ya que no es lo mismo Castilla La Mancha que Extremadura".
Ahora bien, llama la atención que Sánchez limite esa hoja de ruta, en apariencia tan ambiciosa, a un sola medida: reducir el mínimo de jornales o peonadas que dan derecho a cobrar las subvenciones del Plan de Empleo Rural (PER). Hacer cambios en el PER dista mucho de ser la mejor fórmula para un plan agrario que busque tener gran alcance geográfico, dado que su implantación mayoritaria se circunscribe a dos territorios: Andalucía y Extremadura.
La reducción del número de peonadas responde más a las encuestas adversas que el PSOE recibe que a los aranceles
Es también difícil de entender por qué se pretende responder a una guerra arancelaria con una medida, la reducción de peonadas, pensada para paliar los perjuicios que provocan factores que nada tienen que ver con el comercio exterior, como las sequías. Es más, aunque el Gobierno reconoce que las negociaciones de la UE y EEUU siguen, el Ejecutivo no esperará a conocer su resultado, sino que aprobará los cambios en el PER aun estando en funciones. Todo apunta, por tanto, los aranceles de Washington tienen poco peso en esta política y que su verdadero motor es la llegada a Ferraz de unas encuestas electorales que prevén ganancias mínimas de escaños para el PSOE tras el 10-N. Por tanto, un PER más laxo, al igual que otras promesas como religar las pensiones al IPC en 2020, no obedecen a ninguna lógica económica, sino a un evidente interés de arañar votos.