Opinión

Endesa en Marruecos: 15 años de presencia y una clara voluntad de futuro


    José Bogas

    Hace casi 15 años, en el mes de enero de 2005, tuvo lugar en Marruecos la inauguración de la central de Tahaddart, una planta térmica de gas con tecnología de ciclo combinado. Situada muy cerca del río del mismo nombre, y a apenas 13 kilómetros del gasoducto del Magreb, se convirtió en ese momento, no solo en la primera central de ciclo combinado de Marruecos, sino también en la primera de todo el continente africano.

    Fruto de un proyecto conjunto entre la ONEE (Office National de l'Electricité et de l'Eau Potable), Siemens y Endesa, la central de Tahaddart, con sus 384 MW de potencia, llegó a suministrar el 20 por ciento de la electricidad del país magrebí y todavía hoy proporciona casi un 10 por ciento. Es, por consiguiente, una instalación muy relevante, casi diríamos que estratégica, para nuestro país vecino.

    En aquel momento, hacía apenas cinco años que S. M., el Rey Mohamed VI, había accedido al trono de Marruecos. Tiempo suficiente para que ya hubiera dado prueba de su determinación a la hora de impulsar la modernización de la sociedad marroquí.

    Tuve en aquella ocasión el privilegio de participar personalmente en el arranque y desarrollo de aquel proyecto; y siempre tuve la impresión de que, al ponerlo en marcha, estábamos formando parte de ese positivo impulso modernizador.

    La central de Tahaddart es clave y proporciona un 10% de la electricidad magrebí

    Desde entonces, la experiencia de Endesa en Marruecos no ha hecho sino confirmar esta positiva impresión. La Constitución de 2011, la multiplicación por tres del PIB en los últimos 20 años, la importante reducción del paro, la estabilidad del nivel de precios, la promulgación de la primera ley contra la violencia de género del país o la organización de la 22ª Cumbre Mundial sobre Cambio Climático (COP22) celebrada en Marrakech en 2016, son algunos hitos que han marcado este recorrido modernizador que se está desarrollando con tanta claridad como equilibrio, ofreciendo así a las empresas que operamos en el país un marco legal, económico y regulatorio cada vez más seguro y predecible.

    No debe por ello extrañar que Endesa celebrara muy positivamente la decisión de prorrogar la concesión de la operación de Tahaddart más allá del año 2025 y que estemos actualmente trabajando para extenderla hasta el año 2040.

    Esta extensión no solo confirma el papel estratégico de la central, sino que, aun más significativamente, ilustra con claridad el papel que este tipo de tecnología térmica puede y debe cumplir en los procesos de transición energética.

    El objetivo es que en 2030 la mitad de producción eléctrica sea de fuentes renovables

    En efecto, en línea con el proceso modernizador antes mencionado, Marruecos está impulsando una decisiva transformación de su "mix" de generación con el objetivo de que, en el año 2030, el 52 por ciento de la producción eléctrica del país proceda de fuentes renovables. Dentro de este proyecto de modernización, el Grupo Enel, al que pertenece Endesa, va a desempeñar un papel muy relevante, con la construcción de cinco parques eólicos con una potencia instalada total de 850 MW.

    Pues bien, en este decidido empuje hacia una producción libre de emisiones, Marruecos apuesta decididamente por que una central de ciclo combinado de gas, como la planta de Tahaddart, desempeñe un papel estratégico como tecnología de soporte y apoyo al desarrollo de las renovables, aportando así, durante el tiempo que sea necesario, un imprescindible complemento de seguridad y firmeza al sistema eléctrico nacional. Un criterio de racionalidad energética que apoyamos y compartimos plenamente.