La buena noticia de no tener gobierno
Juan Fernando Robles
Tener un mal Gobierno es peor que no tenerlo, y al mundo económico la investidura fallida le ha sentado bien y ha sido un alivio, al menos momentáneo. Puede suponerse que perder por segunda vez una investidura en el Congreso es una humillación política, pero en este caso la humillación ha sido en mayor medida para Podemos, no para el candidato, y eso, en sí mismo, es una buena noticia para la economía por lo que puede representar de cara al futuro.
Al final, Podemos se ha ido desinflando electoralmente y va camino de quedarse en lo que era Izquierda Unida a medida que el electorado se ha ido dando cuenta de que en realidad son comunistas trasnochados, teóricos y con escasa, por no decir nula, ética entre sus dirigentes. Quizás lo que más se ha puesto de manifiesto en esta investidura fallida es su escasísimo conocimiento del Estado y la ridícula forma de negociar, basada en una pretendida fuerza de la que carecen, pues unas próximas elecciones le darán con toda probabilidad la puntilla a sus dirigentes. El ridículo fue espantoso cuando Iglesias propone aceptar pulpo a cambio de las políticas activas de empleo, lo que dio oportunidad a la portavoz socialista para aplicar el recochineo de contestarle que la mayoría estaban transferidas a la Comunidades Autónomas. Es decir, pido nada, porque no sé lo que pido, y acepto todo lo que no había aceptado. Este lamentable espectáculo de un supuesto líder de la izquierda no hace sino corroborar lo que el PSOE vino manteniendo en la negociación, es decir, la falta de preparación y experiencia de los equipos morados para asumir competencias con contenido de Estado o influencia en la economía.
Podemos ha dejado a la vista su escaso conocimiento del Estado y la ridícula forma de negociar
El PSOE ha sabido negociar para poner a Podemos donde quería, a cambio de perder la primera investidura, que no es perder, ni mucho menos, las posibilidades de gobernar. Ya sea en una segunda investidura con Podemos humillado y mendicante o ya sea tras unas nuevas elecciones, el candidato Sánchez parece la única opción posible para presidir el Gobierno de España y, desde esa convicción, han sabido medir con acierto lo que estaban y no estaban dispuestos a dar.
Para las empresas, un Gobierno del PSOE no es el mejor de los mundos, pero librarse de que Podemos ocupe carteras ministeriales con influencia económica llena de alivio los despachos de más de una compañía y mejora las expectativas ya que, en cualquier caso, las medidas económicas que se apliquen ni serán drásticas ni plasmarán la agenda de disparatadas reformas que aplicaría el partido de Iglesias y que irían incrustando nuestra legislación de chavismo.
El PSOE estaba dispuesto a tener unos incrustados muy cutres políticamente hablando, pero ya dejó claro que la decisión de quiénes formarían parte del Consejo de Ministros recaía en su presidente. Además, estarían alejados de Hacienda, Trabajo, Economía, Seguridad Social y ministerios de Estado, como Exteriores y Defensa, y relegados a competencias cuyo presupuesto es manejado mayoritariamente por las Comunidades Autónomas, es decir, con una capacidad de gasto limitada y cuyas decisiones son, en su mayoría, técnicas, lo que haría recaer la dirección efectiva de sus políticas en la Administración, como viene sucediendo desde hace décadas, la cual, en buena medida, están incrustadas de afiliados al PSOE.
La investidura fallida ha sido un alivio momentáneo para la economía y las empresas
Tener lejos a Podemos del presupuesto y de la dirección económica del país es la mejor noticia que se podía recibir en lo que respecta a un posible Gobierno de coalición. Si en las próximas semanas se volviera a abrir la negociación, ya sabemos cuáles son las líneas rojas, y Podemos puede verse abocado a aceptar aún menos de lo que le han ofrecido, pues sus dirigentes ante una repetición electoral pueden entrar en pánico. El PSOE no tiene más que esperar y Podemos podría llegar a aceptar cualquier cosa a cambio de El Dorado, que no está aquí, sino más lejos.
Si la economía siente alivio, otra cosa es que no se eche de menos el Gobierno que en realidad salió de las urnas, que es una coalición del PSOE con Ciudadanos, pues tendría la estabilidad que da la mayoría absoluta y sería de centro izquierda, algo deseable a todas luces. Pero el fracaso de esta opción no solo es achacable a Ciudadanos, ya que fuerzas dentro del PSOE lo rechazan igualmente. No obstante, ni unos ni otros han sabido anteponer el bienestar de los españoles a sus cálculos políticos, que podrían estar muy equivocados. Es obvio que los partidos prefieren, en general, es no salir de la bronca, aunque a los españoles les convenga otra cosa.