Posibles efectos de una imputación para BBVA
Miguel Ángel Bernal Alonso
En unos momentos marcados por la situación política en España -la constitución de un gobierno- e internacional -la elección de Boris Johnson, la tensión en el estrecho de Ormuz o la guerra tecnológica y comercial entablada por la administración de EE.UU, ayer miércoles saltaba la petición de imputación para el BBVA. Las continuas posibles escuchas, labores de inteligencia, presiones, espionaje a entidades o personas altamente relevantes, así como casos que hubieran podido ser encargadas al ex-comisario Villarejo, son la causa de la imputación.
La Fiscalía Anticorrupción ha pedido que el BBVA, como persona jurídica, sea imputadoa "por hechos que serían constitutivos de los delitos de cohecho, descubrimiento y relevación de secretos y corrupción en los negocios" tal y como aparece en la petición de Anticorrupción. Todo depende ahora del juez instructor de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón (quien mandó a Mario Conde a la cárcel) que el BBVA sea imputado o no. Hay que recordar que el juez instructor ha imputado ya a ocho altos cargos de la entidad, de los cuales seis siguen teniendo un papel fundamental en el actual organigrama de la entidad, entre ellos el actual Consejero Delegado Ángel Cano, además de dos ex-altos cargos Julio Corrochano y el anterior presidente, Francisco González. Abogados y juristas, así me lo comentan, ven muy difícil que el juez instructor deniegue esa petición, la de la imputación de la entidad.
La noticia puede haber pasado desapercibida o quizá no dársela la importancia que tiene, sin embargo, es muy preocupante. Me consta que el Banco Central Europeo y todas la instituciones satélites que dependen de él, caso Banco de España, están vigilante sobre el asunto. Como en estos casos se requiere, no se hacen manifestaciones públicas, sin embargo, insisto, la preocupación sobre la entidad es máxima y existe una vigilancia extrema sobre el desarrollo del caso. Antes de que el BCE tome ninguna medida, va a esperar el desarrollo de acontecimientos. El Banco Central va a respetar la presunción de inocencia en todo momento, pero puede, ante la evolución del caso, tomar medidas preventivas sobre las personas físicas imputadas y aún activas en estos momentos en órganos de alta dirección de la entidad.
La preocupación se centra en varios frentes. Por una parte la situación en que quedan buena parte de la alta dirección de la entidad, incluido su Consejero Delegado. Por otra el riesgo reputacional de la propia entidad, algo que Basilea III o, si prefieren, las normas de regulación bancaria, han puesto desde siempre en el foco de atención entre sus preocupaciones.
El "caso Villarejo" llega en un momento de redefinición del mapa bancario
Partamos y pongámonos en el peor de los escenarios para la entidad, téngase en cuenta que es tan solo ponernos en el peor de los casos dado que la fiscalía tendrá que demostrar la culpabilidad de la entidad, se la declara culpable. En este caso, el Código Penal, Artículo 33.7 detalla las penas, donde todo parece indicar que el banco vasco debería hacer frente a una multa que algunos han comenzado a calcular en algo menos de 10 millones de euros. Por sí misma, esta condena no supondría ningún agujero ni quebranto a la entidad en su cuenta de resultados, es más, si la entidad es condenada es más que presumible que el resto de encausados también lo fueran. Esa, insisto, posible condena no previsible, podría ahorrar el desembolso de determinadas cantidades al anterior presidente, Francisco González, que solo en su plan de pensiones acapara según este mismo diario los 79,7 millones de euros.
Es descartable que el resto de supuestos contemplados en el Artículo 33.7 del referido Código Penal sean aplicados, los principales: disolución, suspensión, clausura de locales, prohibición de realizar actividades, inhabilitación o intervención judicial. El BBVA dado su tamaño y su internacionalización, es un banco de los llamados de riesgo sistémico, cualquier cosa que no fuera la multa sería tremendamente lesivo para el sistema financiero europeo y por ende mundial.
La preocupación recae en la reputación y la compleja situación de la alta dirección
Sin embargo, una cosa es el impacto inmediato en la cuenta de resultados y otra las previsiones a futuro. Aún cuando el coste de la posible condena no impacta para nada en sus beneficios si puede condicionar a futuro al banco. La situación bancaria es tremendamente compleja para la banca europea en estos momentos, más para el BBVA. Veamos, por una parte tenemos precisamente hoy y sino más adelante, que nuevamente se rebajen los tipos de interés directores de la política monetaria del área euro, lo cual incide en los márgenes de los bancos, y el BBVA no es ajeno a esta incidencia. Cierto es que el Banco presenta una gran diversificación, sin embargo en su diversificación tiene una enorme importancia dos países como son México y Turquía. Ninguno de estos dos países pasan por momentos boyantes, además los respectivos gobiernos de ambos no son precisamente muy amables o condescendientes, no con el banco vasco, sino con todos los bancos que operan en ambos países. Un toque por tanto de atención a tener presente, más de existir ese riesgo reputacional.
Pero esta imputación, cuyo juicio va a ser de largo recorrido, llega en un momento de redefinición del mapa bancario. Durante mucho tiempo en los mentideros de la villa se habló de una fusión BBVA – Bankia, algo que siempre descarté por la presencia del Sr. Gorigolzarri en la entidad valenciana. Sin embargo y teniendo en cuenta que el accionariado vasco, Neguri, puede ver aquí una oportunidad para retomar el control del Banco, ¿no sería posible reactivar la llegada de Gorigolzarri a la entidad vasca mediante una fusión, donde el consejo de administración del más pequeño, Bankia, se hiciera con el mas grande? David contra Goliath.