Estos Presupuestos son un cachondeo. Es lo mínimo que se puede decir de las Cuentas presentadas por Pedro Sánchez, pactadas con Pablo Iglesias y destruidas por Quim Torra y los suyos. Ninguno de ellos se las creen, ni las respetan. ¿Sabrán que el debate presupuestario es el origen de la democracia y que, por lo tanto, es la ley mas importante del año? Es increíble que el presidente del Gobierno haya podido decir que iba a prorrogar los del año pasado con la intención de incumplirlos a través de decretos ley. Una burla al espíritu constitucional. No estaría de más que nuestros políticos leyesen la cita de Marco Tulio Cicerón, escrita hace nada menos que 2.067 años: "El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse, para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado". Para los independentistas, los Presupuestos son simplemente una palanca para que Sánchez doble el brazo a jueces y fiscales y saquen a sus presos a la calle. Para los dirigentes de Podemos, solo interesan para demostrar que tocan poder y que se diga en las redes sociales aquello de "hacemos lo que Podemos" en boca del presidente. Y para Sánchez, la aprobación es un mero instrumento para mantenerse en el poder. Con esta actitud se puso de manifiesto que la moción de censura contra Mariano Rajoy fue un despropósito. La Constitución solo contempla la posibilidad de derribar un Gobierno cuando se garantice la gobernabilidad. No es el caso, por lo que la única alternativa democrática es convocar elecciones lo antes posible. No sabemos si el Ejecutivo va a presentar los Presupuestos, aunque no vayan a aprobarse, o si va a dejar pasar los plazos para convocar elecciones generales para el próximo otoño. ¡Qué más da! Mientras tanto, se gobierna a golpe de decretazo con el apoyo de los que han impedido que haya presupuestos en tiempo y forma. Como en la película de Jamie Uys Los dioses deben estar locos (1980).