Desde la caída de Lehman Brothers, se han realizado reformas para protegerse ante otra crisis. Es una evidencia que el sistema financiero es más resistente ahora. Pero, pese a los avances en regulación y supervisión, por parte de los bancos centrales, existen dudas sobre la capacidad de la economía para responder a otra gran recesión. Según el FMI, uno de los riesgos es el incremento de la deuda de los países (más del 40 por ciento en la década). Un problema que afecta a todos, pero que en Europa se incrementa ante el riesgo inherente que supondría una quiebra italiana. El escaso margen de actuación que presenta el BCE ante una debacle económica de este calibre convierte a la UE en un territorio aún vulnerable a una crisis como la que Lehman generó.