La pelea por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid en las próximas elecciones autonómicas y municipales será de un gran calado económico. A grandes obras, grandes inversiones y déficit. Eso suele ser inevitable, por más pensada que se tenga la forma de explotar los servicios públicos que se generan para recuperar la inversión. Las obras de Madrid se han hecho famosas en el mundo entero, más por las quejas de los usuarios atrapados que por lo bien que va a quedar la ciudad después, que también es cierto. El ciudadano sufre con las obras de Madrid, hay manifestaciones por algo tan inusual en este siglo como la falta de movilidad (y es verdad). Más vale tener todo listo, lustroso e inaugurado antes de la campaña, o ese sufrimiento se dejará notar en forma de menos votos.Pero ése es sólo un frente abierto que, lógicamente, el estadista Gallardón y su homóloga Aguirre en la Comunidad tendrán bien calculado. En el caso del ayuntamiento, ha nacido una estrella socialista de nuevo: un prestigioso economista, desconocido para la población, se encargará durante los próximos siete meses de recordarle al alcalde que tiene endeudados a todos los madrileños por muchos años. Algunos alcaldes se sorprendían hace un par de semanas de que Madrid tenía un plan de saneamiento a sus espaldas, al que se vería obligado a destinar los fondos que el Estado le adelante de los ingresos públicos este año.Pero la Comunidad tampoco se irá de rositas en materia económica. Los socialistas están preparando todas sus baterías para hacer una buena campaña económica a Simancas y a Sebastián a la vez. Antes de que acabe el año, veremos cómo la nueva financiación autonómica y municipal lanza un gran paquete de medidas populares en materia de vivienda para jóvenes, medianos y mayores. Y de comparsa, estará el ranking que una parte y otra tengan de concejales y alcaldes corruptos por la sierra y el sur de la Comunidad. Apasionante.