La Caixa quiere comprar un banco fuera de España. Al igual que otras grandes cajas, su techo de crecimiento se aproxima en el mercado nacional. España es uno de los países europeos que más sucursales por habitante tiene y la competencia es cada vez más fuerte. Además, si las cajas no quieren perder cuota en su mercado propio, tienen que seguir a sus clientes financiándoles las operaciones comerciales o inversiones allá donde vayan. Si no lo hacen ellas, lo harán sus principales competidores, los bancos. Las cajas tienen oficinas de representación en 16 países, pero los últimos intentos de hacer cosas más serias han topado con el Banco de España. El anterior gobernador -Jaime Caruana- vetó los últimos intentos de algunas cajas de invertir en entidades financieras extranjeras. El actual gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, todavía no se ha pronunciado. No parece que haya una gran cantidad de cajas que tengan la necesidad de lanzarse al exterior más allá de la apertura de una simple oficina de representación. Eso es bueno porque indica que el riesgo sería limitado para el sistema financiero en su conjunto y muy controlable para el Banco de España. Parece más razonable que la expansión de las cajas se produzca de forma gradual, comenzando por alguna apertura aislada de oficinas en países limítrofes como Francia o Portugal. Otras alternativas posibles son la exportación del modelo a Latinoamérica o la toma de participaciones financieras en bancos europeos. En principio, muchas cajas disponen de medios de control de riesgo tan avanzados como los bancos, aunque cada proyecto deberá ser analizado con lupa por el Banco de España.