Una ley de la economía dice que una cosa vale lo que el mercado está dispuesto a pagar por ella. ¿Pagaría usted más por una acción de Iberdrola que por una de Repsol y casi tanto como por una de Endesa? Eso es lo que dice ahora el mercado, que apuesta por un sector energético más liberalizado y un baile de operaciones donde Iberdrola jugará un papel estelar. Una frase de Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, pidiendo que se paralicen las operaciones empresariales entre países mientras no haya un mercado energético europeo provocó ayer un festival bursátil alcista. España ha dado marcha atrás en las condiciones impuestas a E.ON para lanzar una opa sobre Endesa y eso hace pensar a los inversores que habrá fusiones entre empresas extranjeras con nacionales y también entre estas últimas. El propio Miguel Sebastián, jefe de la oficina económica de Zapatero, quiere resucitar la idea de que se formen campeones nacionales. Solbes, el ministro económico, la rechaza porque es consciente de que no puede poner barreras a las compañías europeas. Las reglas del juego deben cambiar porque no es sostenible por mucho tiempo la situación actual, en la que las empresas españolas no pueden fusionarse entre ellas sin desprenderse de muchos activos, pero sí puede ser compradas por las de otros países. Con otro marco legal, todo sería posible. Mientras el proceso se desencadena, las empresas se preparan -ACS se está haciendo fuerte en Unión Fenosa y a ésta no le importaría negociar con Iberdrola-. Al fondo, esperan la portuguesa EDP, la francesa EDF, la alemana RWE, la italiana Eni, y la francesa resultante de la fusión entre Suez y Gaz de France.