El sector energético español está loco. Las constructoras, dirigidas o no y pendientes de las licitaciones que el Gobierno tiene que darles, han entrado en liza para intentar que no haya una invasión de empresas e inversores extranjeros en las empresas eléctricas y energéticas españolas. Gas Natural abrió la veda al intentar comprar Endesa y los alemanes vienen con todo el dinero del mundo para que no haya competencia. Ahora, se trata de formar un grupo españolista con la mitad del capital que no permita que Alemania lo controle todo. Y nadie dice que en ese grupo no pueda haber empresas, por ejemplo, francesas. Mientras ese culebrón se desarrolla, el incombustible Florentino, que conquistó Fenosa contra el poder gallego, ha entrado en Iberdrola para templar gaitas con su amigo Sánchez Galán, que temía el ataque de italianos y franceses. ¿Pero ha contado Florentino con el talón de Aquiles de la operación? O lo que es lo mismo, ¿se va a atrever a quitar la sede social de Iberdrola del País Vasco? Resulta que la BBK, controlada por el PNV y el Gobierno Vasco (aunque la presida Xabier de Irala), es accionista de referencia con un 7,5 por ciento. Y todo su interés estará en no perder la sede ni la tributación que eso supone.Las acciones suben en las dos operaciones. Endesa nunca pensó llegar tan lejos en tan poco tiempo. Iberdrola a lo mejor lo pensó, pero no sabía cómo venderse para lograrlo. Ya no valen los análisis fundamentales sobre el futuro de la actividad típica de cada empresa. Todo está inflado y los tiburones de la bolsa devoran papel con desmesura en busca de beneficios sin piedad.Habrá que ver quién se atreve, en plenas negociaciones de paz entre Gobierno y ETA, a decirle a Ibarretxe que la sede de Iberdrola puede irse de Bilbao. No parece fácil comprar acciones de Iberdrola, y sin el apoyo de la BBK será más complicado aún que la intentona de Galán y Florentino sirva para algo. Con el poder vasco hemos topado.