El primer grupo español de la distribución, El Corte Inglés, ha presentado sus resultados del ejercicio y, por el momento, hay signos para un moderado optimismo. Aunque a un menor ritmo que otros años, aumentó sus ventas en un 4,7 por ciento hasta los 17.898 millones de euros. Pero lo más importante es que en plena crisis y con una caída generalizada del consumo, el gigante del comercio español sigue adelante con sus planes de expansión, lo que supone una buena noticia para todos, en especial por lo que implica para el empleo. Incluso se puede interpretar como una señal de que la crisis todavía no ha alcanzado de lleno a las grandes superficies en España. Y eso que las últimas rebajas han sido probablemente las mayores de la historia con recortes en los precios de hasta un 70 por ciento. Estos datos contrastan con los de la totalidad del comercio, cuyas ventas caían un 4,8 por ciento en julio debido, sobre todo, al desplome en las tiendas pequeñas. En parte, esto se debe a que los grandes distribuidores están mejor preparados para capear las dificultades económicas. Pueden establecer precios más competitivos y, además, cuentan con mejores horarios. El comerciante tradicional debe distinguirse por la especialización, servicio más personalizado y adaptar sus horas de apertura a los clientes. No obstante, El Corte Inglés, como el resto de las grandes superficies, se la juega ahora en el segundo semestre con las promociones de vuelta al colegio y la campaña de Navidad. Constituirán un termómetro del consumo en España. Se verá entonces si se le ha aplicado la tijera drásticamente o queda cierta confianza.