La OPEP cerró su encuentro de ayer sin acuerdo para modificar los niveles de producción que mantienen el precio del crudo en mínimos. La falta de pacto derrumbó el barril Brent hasta los 42,7 dólares, pese a que el disenso era previsible. La OPEP sufre una guerra interna que impide todo avance. Arabia sólo recortará producción si todos sus socios le acompañan. Es un escenario imposible con Irán dispuesta a aprovechar al máximo la retirada de las sanciones y con Irak necesitada de recursos para sostener la guerra contra el ISIS. En paralelo, la Organización quiere evitar que los productores no convencionales, como EEUU, se reanimen gracias a un alza de precios. La complejidad del escenario, por tanto, permite prever que la guerra del crudo aún será larga.