Un movimiento tan contundente como la degradación de la deuda soberana de Brasil, por S&P, al nivel de bono basura debía repercutir sobre la calificación de sus empresas. De hecho, toda la banca del gigante latinoamericano perdió ayer el grado de inversión, incluida la filial en el país de Santander, responsable del 20 por ciento del negocio del grupo. No en vano Santander Brasil es una filial con todas las consecuencias: goza de autonomía; emite deuda en reales y, desde esta semana, la dirige un consejero delegado brasileño, Sergio Rial. Sin embargo, el hecho de pertenecer a un grupo plenamente globalizado abre alternativas a Santander Brasil para no verse atenazada por el mayor coste de financiación, como obtener recursos a través de otra filial menos penalizada.