La mejora de los últimos resultados de la banca no ha sido sino un espejismo de una realidad que aún tardará en llegar. Las entidades financieras no consiguen recuperar el negocio tradicional y este pequeño alivio se sustenta en remuneraciones de depósitos más bajas (8.000 millones de euros), en una menor carga del ladrillo (6.921 millones) y otros 500 millones de ajustes internos de oficinas y plantilla. De hecho, el beneficio entre julio y septiembre (1,53 millones) ha sido el menor en seis trimestres, un ejemplo claro de que en la concesión de crédito, la actividad bancaria por definición, sólo ha habido una ligera reapertura del préstamo a pymes y al consumo. Aún se demora el regreso de la demanda solvente de crédito que las entidades esperan.