El próximo martes se cumplirá un año desde que Gas Natural escribió la primera página de una historia que por larga, complicada y aburrida sólo merece ser publicada en el BOE. Lo que en un principio parecía que sería un parto normal -Salvador Gabarró dijo lo de que ponían la semillita para nueve meses después conocer a la criatura- se ha convertido en un crucigrama político en el que sólo parece importar la bandera que enarbolará la nueva compañía.¿Pero qué importa si la futura Endesa es catalana o alemana? ¿De verdad existen dudas sobre si la mayor empresa eléctrica de Europa, E.ON, puede dejar sin luz media Península? Acaso cuando Alemania decidió dejar el suministro del petróleo que consume en manos de multinacionales extranjeras como la británica Shell se planteó dudas sobre si sus ciudadanos se quedarían sin echar gasolina a sus Mercedes.La cuestión es que quien se quede con Endesa sea el que más pague si su oferta es correcta. Y las autoridades europeas dicen que la de E.ON lo es. Eso sí, el mercado está diciendo que si Endesa se pangermaniza tiene que mejorar su propuesta: por lo menos no quitar a los 27,5 euros el dividendo extraordinario que la eléctrica pagó de 2,1 euros en julio. Incluso algo más. Endesa no está cara, si se tiene en cuenta que su PER (número de veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción) es de 13 veces mientras que el de Iberdrola y Unión Fenosa es de 16,5 y 17 veces. Este ratio ha aumentado en Endesa menos de un 10 por ciento en un año cuando en Iberdrola y Fenosa ha subido entre un 20 y un 30 por ciento. Las dos eléctricas llevan en su cotización un escenario de pre-opa. En el caso de Fenosa cada vez hay menos dudas de que ACS compró para dar el pase a un precio superior y en el de Iberdrola, que Sánchez Galán jugará las cartas con habilidad para pactar una operación, ¡tal vez con Enel! Puede que cuando encendamos la luz en unos años, el suministrador no sea español.