El martes pasado tuvimos el chascarrillo de la prensa sensacionalista británica de que Telefónica y Verizon lanzarán una opa sobre Vodafone. En un momento de mercado en el que lo mejor es endeudarse porque las empresas son capaces de ganar más dinero que lo que les cuesta devolver los créditos, no hay que descartar ninguna operación por pretenciosa que parezca. Ejemplos en los que el pez chico pretende o es capaz de comerse al grande nos vienen rápido a la cabeza: Gas Natural-Endesa, Ferrovial-BAA... Pero todo tiene un límite. Verizon y Telefónica son la cuarta y quinta compañías del mundo, pero es complicado que juntas asumieran los 120.000 millones de euros que les costaría la británica.Aunque la vida es móvil, y móvil es Vodafone, para Telefónica es una utopía esta compra. Ni siquiera si fuera en la retaguardia y Verizon en la ofensiva, Telefónica tendría munición para derribar a Vodafone. La firma que preside César Alierta prácticamente duplicaría su actual deuda si entre la española y la estadounidense pagasen una prima sobre el precio de mercado de Vodafone del 15 por ciento y la española asumiese el 40 por ciento del coste de financiación. Telefónica tendría entonces 110.000 millones de euros de deuda y lograría algo parecido a si el plusmarquista mundial de los 100 metros, el jamaicano Asafa Powell, redujese su récord de 9,77 segundos a la mitad. La operadora española es la compañía de telecomunicaciones que más deuda tiene, con casi 58.000 millones de euros, después de abrir nuevas muescas en el cinturón para que entre la hebilla. ¡Para comprarse Vodafone, Telefónica necesitaría otro cinturón! El interrogante que me surge es qué puede hacer Verizon. Tiene 16.000 millones menos de deuda que Telefónica y consigue el beneficio bruto de explotación más alto de todo el sector, 26.000 millones. La verdad es que podría comprarse a la española para ser líder mundial con presencia en Latinoamérica y Europa.