M anuel Pizarro es el hombre de moda. Tras su fichaje como adjunto al presidente del Corte Inglés, el público en general está entre encantado, atónito y perplejo. "Pizarro ha vuelto". ¿A dónde? ¿De dónde?, me pregunto yo. Isidoro Álvarez sabe que El Corte Inglés necesita adaptarse a los nuevos tiempos. La transformación, que ya ha comenzado con su sobrino Dimas Gimeno, tiene dos vertientes, la puramente empresarial y la financiera. El reto no es menor. En la parte estratégica, los grandes almacenes ya no son la gallina de los huevos de oro que eran. Los nuevos tiempos tienen que ver con las redes sociales, con la venta online, con la atención al cliente en la tienda real y en la virtual y con la competencia en calidad y precio. Uno puede ser Mark & Spencer o Harrod', pero no puede ser las dos cosas a la vez. Bloomingales ha desarrollado una gran red de venta por Internet, mientras que Nordstrom ficha grandes figuras que les diseñan para ellos, como Sarah Jessica Parker. Esto por la parte del negocio. Luego llega la vertiente financiera, la que tiene que ver con la búsqueda de financiación en los mercados, con la reestructuración de la deuda, de los costes, con la optimización de los recursos. Y si hay alguien que sabe y mucho de eso, ése es Manuel Pizarro. Es un tres en uno: empresario, jurista y economista. Abogado del Estado, agente de cambio y bolsa, expresidente de Endesa -para cuyos accionistas consiguió el mayor precio jamás pensado/soñado por sus títulos-, expresidente de la CECA, expresidente de IberCaja, exvicepresidente de la Bolsa de Valores de Madrid, y, además, un tipo cabal. El Corte Inglés tiene que hacer la transición desde empresa familiar y profesionalizar su consejo con nuevas incorporaciones para incrementar las ventas. Además tendrá que buscar financiación vía colocación de bonos o una eventual salida a bolsa de parte del capital en el futuro. Cuando tu negocio está ligado al consumo y éste se desploma, sólo cabe reinventarse. Cuando tú negocio no tenía deuda, pero la crisis le obligó a endeudarse, hay que gestionar el riesgo. E Isidoro Álvarez ha confiado el riesgo a Manuel Pizarro.