En una esfera como la de las finanzas, donde los hombres copan de forma abrumadora la mayoría de los puestos de responsabilidad, varios estudios vuelven a desafiar el mito de que los hombres son mejores gestores. De hecho, la realidad, según las investigaciones, es más bien la contraria, las mujeres saben gestionar mejor sus inversiones que los varones. En estadísticas de seis años, llegan a conseguir rentabilidades superiores en torno a un 1,4 por ciento. Las mujeres, por su propio perfil psicológico, toman decisiones más meditadas, piensan a largo plazo, son más pacientes, se arriesgan menos y son más conservadoras que los hombres. Además, multitud de estudios refrendan el hecho de que las mujeres emprendedoras son menos morosas que los hombres. Éste es el principio detrás de los préstamos de microcréditos para el desarrollo en los países pobres, cuyas experiencias certifican que, en muchos casos, los hombres dilapidan el dinero. Por eso, estos créditos van dirigidos mayoritariamente a mujeres en vez de a hombres, ya que ellas lo gestionan mejor. Otro dato que puede explicar esta superioridad femenina es el hecho de que disponen de menos dinero -por cada dólar que ingresa un hombre, una mujer cobra 46 centavos- y, por consiguiente, cuidan mucho más el destino de sus inversiones. Así, todas estas virtudes las hacen destacar como gestoras y, sin embargo, el mundo laboral continúa dominado por los hombres. Y eso es lo que ha de cambiar. Pese a los muchos progresos realizados para promover la igualdad laboral, a las empresas aún les queda mucho para plasmar esta realidad. Desde aquí, reivindicamos el que se hagan más esfuerzos en este sentido, todos, hombres y mujeres, saldrán ganando.