E l 29 de mayo, en la capital kazaja de Astana, fue firmado el acuerdo fundacional de la Unión Económica Euroasiática (UEE), que entrará en vigor desde el próximo 1 de enero de 2015. La UEE supone un nuevo salto cualitativo en la integración regional entre Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, que tienen el territorio aduanero en común y representan el 85 por ciento del PIB de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Antes, hace 20 años, el 29 de marzo de 1994, el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbaev, propuso por primera vez la idea de crear una nueva integración con la Unión Económica Euroasiática. Su concepto se basaba en una historia común, intereses económicos comunes, interconexiones culturales y la proximidad de los objetivos de las poblaciones. Todo ello, para permitir a las naciones establecer un nuevo tipo de las relaciones multilaterales e intergubernamentales. Esa idea, sin ser aceptada por la mayoría de los políticos de aquel tiempo en los países de la antigua Unión Soviética, hoy se ha convertido en una idea reconocida entre los empresarios y en la sociedad de estos países. Aparecieron y funcionan muchas plataformas que fortalecen la integración Euroasiática: el Banco Euroasiático del desarrollo, el Consejo comercial Euroasiático, el Eurasia Media Forum, la Asociación Euroasiática de las universidades y otras. La creación de la UEE está relacionada con la necesidad de unir a los vecinos en áreas como comercio, inversiones y colaboración humanitaria. En primer lugar se trata del acercamiento de potencias económicas y la aplicación de las formas de comercio beneficiosas para todos. La UEE puede ser interesante desde el punto de vista del pragmatismo, ya que se trata de la posibilidad del acceso para sus bienes a los mercados que son tradicionalmente de mayor interés. Por primera vez en la historia del espacio ex soviético fue creado el órgano supranacional - la Comisión Económica Euroasiática- que en realidad es un arquetipo del órgano de dicha unión. La herramienta principal va a ser la Unión Aduanera. Se trata de la liberalización de los aranceles en el comercio, inversiones, movilidad de los trabajadores, además de armonizar los estándares, sobre todo en economía. Y, por supuesto, la Unión Aduanera va a ser un mecanismo del establecimiento de las relaciones con otros grupos y países, ya que el mundo se dirige hacia la formación de los bloques continentales y trans-continentales. Hoy en día están en marcha los procesos de integración entre la Unión Europea y NAFTA. La Unión Europea y China están negociando la cuestión sobre la zona libre de comercio. Existe el proyecto americano - Trans-Pacific Partnership. Así que es una tendencia actual que también demuestra la complicidad de resolverlo todo dentro de la OMC. Para intensificar la integración se requiere un enfoque regional. En la Unión Europea erróneamente consideran la Unión Aduanera y la integración euroasiática en general como un intento de recuperar la Unión Soviética. Por lo cual, numerosas preposiciones sobre colaboración y las solicitudes para intercambio en la experiencia por parte de la Unión Aduanera, desgraciadamente, no recibieron la respuesta adecuada en Europa. Kazajstán, Bielorrusia y Rusia aplican un Código aduanero común y coordinan sus políticas macroeconómicas. El volumen agregado de las tres economías es de 2,2 billones de dólares. El volumen de producción industrial en 2013 era casi de 1,5 billones de dólares. Hasta 2030 se espera el aumento del PIB en el conjunto de hasta 900.000 millones de dólares. Es simbólico que en el vigésimo aniversario de la idea de creación de la UEE en Astana, la capital de Kazajstán, fue firmado este tratado histórico sobre la creación de la entidad integradora, donde otros estados han demostrado su interés en colaborar. La integración Euroasiática facilita a los países miembros una ventaja estratégica común en el contexto de la tercera revolución global industrial cuando se está cambiando el prototipo del orden mundial hacia la multipolaridad. La actual inestabilidad global es la crisis no sólo de la economía, sino también del derecho internacional y de la política global. Tanto el G-8 como el G-20 resultan ser incapaces. Por eso, ya en el año 2012 Nazarbayev propuso la iniciativa G-Global, que está apoyada en forma interactiva por 160 países y que incluye los principios de desarrollo, justicia, igualdad, consenso, tolerancia global, confianza, transparencia global y multipolaridad constructiva.