El consorcio aeronaútico EADS quiere integrar los activos de la antigua Constructoras Aeronaúticas (Casa), concentrados en España, dentro de la estructura de otra filial de la compañía también especializada en defensa. De esta forma, España podría perder el control de una de las compañías más punteras de su industria, precisamente cuando intentamos cambiar el modelo de crecimiento de nuestro país, orientándolo hacia una producción de mayor valor añadido. Los dirigentes del grupo aeronaútico europeo quieren ahora apropiarse de esta sección que tan buenos resultados ha arrojado. Sin que tuviese muchas esperanzas de ganarlo, EADS-Casa recibió el encargo de participar en la puja por el contrato para construir los aviones cisterna A330 MRTT para EEUU. Se esperaba que el Pentágono asignase el trabajo a la norteamericana Boeing. Sin embargo, contra todo pronóstico, EADS logró adjudicarse este contrato tan lucrativo. En buena parte, fue gracias a labor desempeñada por Casa, que espera producir más de un 12 por ciento del trabajo. Y ahora que han demostrado que son competitivos, Thomas Enders insiste en la ieda de la integración. Además de un severo varapalo para los intereses de España, este movimiento constituiría una injusta recompensa para los esfuerzos llevados a cabo en las plantas españolas. Si algo ha demostrado la trayectoria empresarial de EADS es que no se puede someter la estrategia de una compañía a los designios políticos. En la historia del consorcio, se ha sacrificado con demasiada frecuencia su competitividad a fin de satisfacer las necesidades franco-alemanas. La suerte para España radica en que mover esta filial a Francia o Alemania supondría romper el equilibrio de poderes entre ambos países dentro del grupo. Casa ha demostrado que desde España se está más cerca de cruzar el Atlántico.